Julio Rodríguez, periodista

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Los triunfos de Shirley Cruz, con el Olympique Lyonnais, en Francia, junto con la proeza de Andrey Amador en el Giro de Italia y la sinfonía deportiva popular de los aficionados del Herediano, al conquistar el cetro número 22 en el futbol nacional, han puesto de manifiesto la belleza del deporte.

Los triunfos de Shirley Cruz, con el Olympique Lyonnais, en Francia, junto con la proeza de Andrey Amador en el Giro de Italia y la sinfonía deportiva popular de los aficionados del Herediano, al conquistar el cetro número 22 en el futbol nacional, han puesto de manifiesto la belleza del deporte.

El deporte es un canto a la vida sin importar la edad ni sus quebrantos. Unifica e iguala sin importar las diferencias sociales o económicas. Asimismo, estimula y representa una aspiración o anhelo hacia lo mejor. Todos hemos sido uno con la familia de Shirley y de Andrey, y con los jugadores y aficionados florenses.

Espiguemos en estos hechos y extraigamos dos conclusiones. La primera se refiere al deporte como instrumento de formación personal, de educación y de cultura, y no solo de diversión o de negocio. Esta es la dimensión que aún nos falta. El Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes no ha cumplido su misión integradora o formativa. Urge, entonces, pasar a la acción y aprobar el ministerio respectivo no como entidad burocrática, sino como instrumento integrador, basado en una política deportiva innovadora.

Y si el deporte tiene una misión formativa, es preciso realizar en las entidades deportivas una tarea profunda de limpieza moral y de competencia técnica. Si el deporte es vida y formación, hay que reconocer la labor de los dirigentes, profesionales y empresarios que se sacrifican por él y, sin contemplaciones, expulsar de su seno a los corruptos, a los logreros, a los oportunistas y a los mercaderes de la política, que han rondado sus oficinas y nunca han aportado nada. No hace falta dar nombres. Todos los conocemos. En el triunfo del C. S. Herediano se exhibieron. Su afición se encargó de condenarlos. Apenas estamos a tiempo para realizar esta tarea de limpieza.