Sucesos
Martes 22 de mayo de 2012, Costa Rica

Falleció el sábado luego de que sufrió aparatoso choque en EE. UU.

Ingeniera tica amaba la música y dibujar

Carlos Láscarez S.

clascarez@aldia.co.cr

Ciudad Colón.- Un pequeño altar donde destacan dos violines, un arreglo floral y dos fotografías aguardan la llegada del cuerpo de la ingeniera Adriana Cascante Jiménez, de 24 años, quien falleció la mañana del sábado en Phoenix, Arizona (Estados Unidos).

El viernes, el vehículo en que viajaba fue colisionado por otro que efectuó un adelantamiento indebido.

Cascante había viajado hacia Estados Unidos a inicios de mes en compañía de otros 20 ingenieros de la compañía Intel, donde laboraba desde hacía siete meses, aseguró ayer su hermano Diego.

Se desempeñaba como ingeniera de hardware de gráficos. Concluyó sus estudios en la Universidad de Costa Rica (UCR) y años antes en el Liceo de Ciudad Colón, comentaron familiares.

En el momento del accidente, Cascante viajaba en el asiento del acompañante de un vehículo sedán, ocupado por otros tres compañeros, aseguró ayer su hermano, de 20 años.

El accidente ocurrió en la ruta 238 de Chandler, Arizona. El vehículo conducido por una mujer colisionó de frente contra el de los ticos al intentar adelantar a un trailero. Hubo seis heridos.

Un segundo vehículo –también de ingenieros de Intel – pudo esquivar la colisión

En el país se enteraron del deceso de Cascante el sábado hacia las 10 a.m., luego de que dos funcionarios de Recursos Humanos de Intel llegaron con la fatal noticia.

“Una hora antes hablé con mi hermana y me dijo que iban para un zoológico en San Diego y después hacia el parque Sea World. Le encantaban los animales y quería una foto con los pandas”, comentó el pariente mientras veía una foto. Falleció producto de lesiones internas.

El hermano señaló que la joven, a quien llamaba de cariño “Nana”, también tenía gran destreza para dibujar y tocar instrumentos, entre estos el violín, que aprendió a tocar en la Casa de la Cultura del cantón.

Otro de sus gustos era practicar el fútbol. Integraba un equipo en Intel, donde aseguró jugaba como defensa, pese a que en su camiseta lucía el número 9.

Era la primer vez que la ingeniera salía del país, por lo que estaba muy emocionada y alegre.

“Recuerdo que una vez me preguntó qué se sentía volar, pues no lo había experimentado. En sus 24 años nunca tuvo novio, su prioridad eran el estudio y su familia”.