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Alajuela. - Al “León” manudo no le gusta que le usurpen su territorio, que lo traten de despojar de la cima, y ayer en su selva sintética en Alajuela puso orden, las cosas en su lugar bajo un torrencial aguacero.
Con su comportamiento natural que lo caracteriza; con dos rugidos potentes, esos que son capaces de escucharse a más de ocho kilómetros de distancia (según los entendidos del mundo animal), se deshizo del Santos de Guápiles (2-1) sin mayores complicaciones, y se situó de nuevo en el liderato del torneo de Invierno 2012 con 28 puntos.
Ese par de rugidos, el primero de Cristopher Meneses al 27, y el otro de Diego Calvo al 66’, retumbaron con más fuerza en Heredia, donde el sábado el equipo de esa provincia tomó el lugar de privilegio del certamen (con 26 unidades), y le metía presión a los rojinegros quienes no tenían derecho a fallar, a ceder terreno como lo habían hecho en la jornada pasada en San Carlos (cayeron 2-0).
Ayer otra fue la historia. El “León” cumplió, tuvo paciencia, no se desesperó, mantuvo un orden atrás para que no lo atacaran fácil, en la mitad del campo marcó con agresividad, sin dejar pensar al rival. Peló los colmillos, sacó sus garras, le dio amplitud a su juego, y terminó acorralando a su presa, que al principio quiso resistirse y dar pelea.
Sin embargo, la estrategia guapileña fue tímida, echó de menos a su goleador Cristian Lagos, que está con la “Sele”. Varió su estilo de juego que siempre es muy directo, no apostó mucho al ataque, buscó únicamente no salir herido del Morera Soto, y al final esos argumentos les sirvieron de muy poco y se fue maltrecho.
Eso sí, hay que ser sinceros. La ofensiva manuda, (aunque volvió a jugar sin delanteros) no fue la más fina y efectiva ayer. Contó con clarísimos chances para dejar mal herido rápido al Santos; sino, que lo digan Calvo, Juan Gabriel Guzmán y Pablo Gabas, quienes desaprovecharon manifiestas ocasiones de gol, que eran más difíciles botarlas.
Lo que sí fue virtud de los dirigidos por el técnico Óscar el “Machillo” Ramírez fue que supieron cómo y lograron golpear en los momentos justos.
Al cierre sí recibió un cariñito, cortesía de Mario Víquez, producto de un error del arquero Dexter Lewis, pero que no alteró el objetivo rojinegro: ocupar el lugar de honor del campeonato.
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