Deportes
Martes 16 de octubre de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Columna de opinión

La “Selecta” y nosotros

Julio Rodríguez

Periodista

Tanto el campeonato mundial en sí como la etapa de clasificación, un grandioso encuentro universal, representan uno de los acontecimientos máximos no solo en el campo deportivo, sino humano, presidido por normas ética y legales establecidas e inspiradoras.

Esta gesta mundial ha sido posible por muchas razones, pero su sostén ha sido el respeto a dichas normas y, como tal, a su razón de ser: las personas, los seres humanos que participan.

Sin este respeto, todo se derrumbaría. Sin él, el fútbol ya no sería un instrumento de amistad y de paz, sino de discordia y violencia.

Esta introducción tiene un fin: hacer conciencia sobre el valor ético esencial, el respeto, y, concretamente, denunciar el comportamiento violento de dirigentes y jugadores.

En este sentido la prensa tiene una misión informativa y educativa de primer orden. Ha hecho bien por ello la prensa nacional en señalar la conducta violenta, irrespetuosa y brutal de algunos jugadores de la selección de El Salvador contra la selección de Costa Rica, el viernes pasado.

Su espectáculo incivilizado merece la repulsa mundial, como merece crítica la complacencia y miedo del árbitro norteamericano. Su debilidad dio origen a todo.

Critiquemos y defendamos los valores humanos del deporte, pero, eso sí, procedamos con coherencia, pues, al día siguiente de ese partido, dos jugadores del Saprissa, en el partido con el C.S.Herediano se comportaron indignamente.

Ellos no patearon ni agredieron a sus rivales, pero ofendieron de palabra.

Hay patadas verbales o morales peores, que las físicas. En este caso, la doble agresión verbal pareciera que se origina a mansalva, por el deseo de venganza ante la posible derrota. Esta actitud preocupa, máxime en un club de tan vasto y glorioso historial.