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Adal en pleno trabajo. Cerca de él, pero fuera de cámara, Yordi Rosado le ayuda animando al público o pidiendo silencio.
Cortesía de Televisa/Al Día
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Este rollo es "Otro rollo"
Al Día en la grabación del espacio de Adal Ramones Antonio ALFARO enviado
analfaro@aldia.co.cr
México D.F. Hay otro rollo detrás de las cámaras. Y fue ese el que nos mantuvo en el Foro 6 de Televisa hasta la una de la mañana (o más tarde), donde Adal Ramones hace de las suyas con el monólogo y Yordi Rosado, su mano derecha, se encarga del público durante los comerciales. Pide aplausos más fuertes cuando vuelvan al aire o silencio para el segmento siguiente.
Es el otro rollo de "Otro Rollo", los "entretelones" del programa transmitido los martes para todo México y retransmitido hoy en nuestro país por canal 11.
Es el programa que a las 8 de la noche, cuando faltaba hora y media para entrar "al aire" tenía en la acera a centenares de muchachos ilusionados con verlo en vivo.
Uno empieza ingresar de a poquitos, y antes de lo previsto, en ese rollo que continúa en la recepción de Televisa. Repleta. Llena de invitados especiales que hacen fila (¡hacemos!) con la paciencia de quien hace un trámite bancario al mediodía. Todo por garantizarse un asiento. Zona prohibidaAtrás dejamos al público y a los invitados para llegar los más cerca posible de los camerinos, las salas de maquillaje y el foro, adonde la entrada está prohibida, incluso, para empleados de Televisa que no trabajen en la producción del programa.ZAllí se asoman de vez en cuando algunos conocidos: Rudy, baterista de la orquesta; uno de los "pinches Mercury", como le dice Adal al par de gimnastas que en cualquier momento irrumpen en el programa, Eduardo España (con una camiseta negra que dice "este cuate es gay" y una flecha blanca que apunta a quien se le pone al lado. Hasta Adal será la víctima).
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Yordi y Adal se reparten la carga del programa. Y también la de las payasadas.
Cortesía de Televisa/Al Día
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A Ramones, en cambio, no le vimos nunca hasta su entrada en escena, cuando dos jóvenes (que no salen en cámaras) le piden aplausos al público.
Para entonces ya todo está más que advertido: nada de celulares encendidos, una vez iniciado el programa nadie sale del foro, al baño sólo durante comerciales y "¡échenle ganas con los aplausos!".
El elenco está en pleno set cuando inicia el programa. En sus puestos antes de la cuenta regresiva. Todos excepto Adal, claro, ni Yordi; a ambos se les reserva el privilegio de ser anunciados al aire. Rebeldía No necesitaron calentar mucho el ambiente, menos con la apertura del programa a cargo de R.B.D., el grupo juvenil de moda en México, el mismo de la telenovela Rebelde. Fueron ellos quienes anunciaron el ingreso de un Adal muy a tono con sus invitados: saco y corbata rojos, camisa blanca. Como los colegiales de la novela.
A partir de ese momento el espectáculo va sobre ruedas: "¡¿Quieren monólogo?!" ¡Síiiiii! El público sabe su papel, pese a que la mayoría asistía por primera vez. Conoce que debe responder con "síiiis" desgalillados a cada pregunta de Adal o que se grita "¡Rudy! ¡Rudy!" cuando el baterista ataca su instrumento antes del segmento "los cinco puntos de Otro Rollo".
El programa lleva diez años al aire y, seamos honestos, hay momentos que se vuelven el mismo rollo, pero el público -lejos de reprochar lo previsible- parece fascinado con ser parte de lo visto muchas veces en "tele".
El ingenio de Adal no pasa de moda, el invitado (esta vez un hipnotista) despierta la atención y la temperatura sube con R.B.D robándose el show con canciones, una conversación y hasta un vistazo a las provocativas fotos de las "rebeldes" en la revista Maxim.
El grupo musical le pone más trabajo del acostumbrado a los muchachos que piden gritos o silencio.
Hasta Yordi debió pedir (casi rogar) calma total para la entrevista estaba por venir ("¡los gritos los escuchan en casa en la tele", advirtió). Emocionados, algunos jóvenes se pasaron, no sé cómo ni por qué, y se ganaron que el mismo Adal pidiera durante "saquen a aquellos chavos de allá arriba... Se pusieron más rebeldes que Rebelde".
Nosotros, algo más sosegados, nos quedamos hasta la una de la madrugada (o más) envueltos en el rollo de "Otro rollo". Recuerde: no se podía salir hasta que el programa terminara.
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