Hospitales dan ayuda psicológica a las familias

Despertar de la oscuridad: pacientes en coma se recuperan

Dos personas que superaron ese estado cuentan que sentían y oían

"Uno tiene la esperanza de que te esté escuchando. Se vive como en una nebulosa, agarrado de una esperanza. Ahí fue donde realmente conocí qué es estar en manos de Dios".

Esas son las palabras de Marieta Echandi, quien tuvo a un familiar en estado de coma.

"Mientras yo estaba ahí (en el hospital) moría una persona cada día. Eso causa temor porque se convive con la muerte minuto a minuto", dijo doña Marieta.

Como ella, decenas de familias han pasado por la difícil prueba de tener a un pariente en coma.

En otros casos, quienes se han recuperado de ese estado sienten que estuvieron al borde de la muerte, y durante ese tiempo podían sentir y escuchar lo que pasaba a su alrededor. (ver nota adjunta)

Quienes han pasado por esta situación, como el limonense Raúl Gordon, quien estuvo en coma en agosto pasado, cuenta que nunca supo cómo lo trasladaron de su provincia, donde recibió un balazo, hasta el hospital Calderón Guardia, donde su mamá lo visitaba y lo estimulaba a diario.

También el expresidente del Banco Nacional, Rodolfo Brenes, estuvo en coma durante 30 horas. (ver nota aparte)

Tiempo indefinido

El médico Jorge Cortés Rodríguez, director médico de la Clínica Bíblica, explicó que un paciente en coma no puede despertarse, y no tiene reacciones, sólo responde a estímulos automáticos.

El paciente puede estar en ese estado por tiempo indefinido.

El coma puede variar, según su grado de severidad, puede ser superficial donde sólo hay respuesta a estímulos dolorosos profundos con movimiento de las extremidades. Mientras, en el coma profundo no hay respuesta a estímulos dolorosos, ni presencia de ningún tipo de reflejos, perdiéndose incluso hasta los reflejos patológicos.

Cortés explicó que el estado de coma puede ser producto de un trauma craneal, tumores o abscesos cerebrales, infartos o hemorragias cerebrales, hematomas, toxinas internas o externas. Si son metabólicas lo causa cualquier problema de alguna sustancia tóxica, como alcohol, drogas o medicamentos; y si es infecciosa se da por cualquier bacteria. También por un derrame cerebral. Consultado sobre las personas en estado de coma que dicen que pueden oír y sentir, Cortés indicó que no se sabe con certeza, debido a que se encuentran en una condición delicada.

El tratamiento que se le da a cada paciente depende de lo que provoca que esté en coma, puede atenderse con antibióticos, o con soporte para hidratación y alimentación.

Grupo de apoyo

El doctor Francisco Pérez, director del Hospital San Rafael de Alajuela, explicó que cuando tienen un caso, le dan atención psicológica a los familiares, porque es necesario prepararlos para una posible muerte.

En este momento no atienden a ningún paciente en esa situación.

"El médico siempre pasa una buena cantidad de tiempo explicándole a los familiares qué es lo que se sospecha que puede llegar a pasar con el paciente. Contamos con un grupo de psicólogos con especialidades en manejo de crisis, que ofrecemos a los familiares para enfrentar este tipo de situaciones, algunos nos piden ayuda espiritual", explicó el director del CIMA, Hugo Villegas.

En los últimos tres años han recibido de dos a tres casos por año, explicó el doctor.

Dos años en coma

En octubre del año pasado, el italiano Salvatore Crisafulli, despertó tras dos años en un coma profundo, en el que se supone que estaba inconsciente y que fue calificado por los médicos como prácticamente muerto.

Cuando despertó, pudo oír y entender todo lo que pasó a su alrededor durante ese período, describió su caso como un "milagro".

"Los doctores decían que no estaba consciente, pero entendí todo y lloraba de desesperación", dijo Crisafulli y sorprendió a los doctores.

"Un día movió la mano"

Raúl Gordon López, de 33 años, estaba sumido en la más profunda oscuridad. No sabía quienes llegaban a visitarlo a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Calderón Guardia, y nunca supo cómo lo llevaban de un lado a otro, estaba en coma.

Vecino de Pueblo Nuevo de Limón, recibió un balazo en la cabeza, el 7 de agosto del 2005, mientras disfrutaba en una discoteca.

"Solo sentía que personas me llegaban a tocar las manos, pero no sabía quienes eran", comentó Gordon.

Según su madre, Gloria López, ella llegaba donde estaba Raúl, lo tocaba y no respondía. "Un día, cuando le hablaba movió la mano y me di cuenta que me estaba oyendo", dijo la madre.

Sin embargo, las esperanzas que le daban a ella eran pocas. Para algunos doctores, Raúl no viviría más.

"No perdí las esperanzas, Dios me lo iba a devolver y un día, abrió los ojos y regreso a la vida", comentó la madre.

"Sé que me morí"

Rodolfo Brenes no solamente estuvo en coma, sino que, como el mismo lo dice, "sé que me morí".

Aunque la experiencia que sufrieron él y su familia en diciembre del 2001 prefiere dejarla atrás, aún tiene algunos recuerdos.

Durante una reunión familiar en Guanacaste, el expresidente del Banco Nacional se comió un ostión vaca contaminado con una neurotoxina que provoca la marea roja. Esto lo envenenó y lo dejó en coma durante 30 horas.

"Yo escuchaba perfectamente todo lo que decía mi familia. Incluso oí cuando los doctores le dijeron a mi esposa que estaba muerto, y yo sé que en algún momento me morí", recuerda con dolor.

Pero él no se rindió y dio la pelea. Cuenta que hizo un tremendo esfuerzo físico y mental para mover una ceja, esta fue la prueba de que había regresado a la vida.

Su esposa, Georgina Vargas, ministra de la Condición de la Mujer, comentó que para ella, esta experiencia es una evidencia de que Dios existe, porque Él, durante aquellas terribles horas, puso la mano en su marido.

Con la esperanza de que despierte

Don Claudel Marín acaba de cumplir 88 años, trabajando y cuidando la hipertensión que se descubrió hace poco.

Pero mientras veía un partido Saprissa-Cartago, sufrió un accidente vascular-cerebral (derrame) que hoy lo tiene hospitalizado.

Al principio estuvo en coma, y ahora permanece en el hospital Blanco Cervantes, conectado a un respirador artificial.

Su familia invirtió más de ¢1 millón para adecuar el cuarto de Don Claudel con todo lo necesario para atenderlo, y hoy viven con la esperanza de que se recupere, para tenerlo de nuevo en la casa.