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 Nacionales Domingo 25 de febrero, 2007, San José, Costa Rica.
 

La insuficiencia respiratoria es su peor enemiga

Pequeños luchadores

Más de 5 mil niños al año nacen prematuros en los hospitales costarricenses

Erick Carvajal M.

María del Milagro Cárdenas, hace 15 años, era un “producto” no compatible con la vida. Iba directo a un tarro con formalina, donde guardan los fetos sin vida.

Al nacer, con 22 semanas de gestación, la dieron por muerta. Acostada en una palangana, que los doctores llaman “riñón”, una enfermera notó que movía un dedo. Hoy, cursa el segundo año en el Liceo de Aserrí.

A miles de kilómetros de distancia, en Miami, Estados Unidos, el miércoles pasado, se conoció otro milagro. Amillia Sonja Taylor, quien nació el 24 de octubre del año pasado a los cinco meses y medio de gestación (22 semanas), también sobrevivió.

Amillia, al igual que María del Milagro, eran tan pequeñas que no superaban el tamaño de un lapicero; sin embargo, ambas están con vida.

311

mil colones, por día, cuesta mantener un niño en neonatología del hospital.

159

niños estuvieron en la unidad de cuidados intensivos el año pasado.

El siete por ciento de los más de 72 mil niños que nacen en Costa Rica, son bebés prematuros, aseguró Carlos Castro Herrera, director de Neonatología del Hospital Nacional de Niños.

Los casos más graves son remitidos a ese centro médico donde les dan otra oportunidad de vivir. Según los especialistas, el parto prematuro ocurre antes de las 37 semanas de embarazo.

Sin embargo, los niños que nacen antes de las 34 semanas son los que, según la experiencia médica, experimentan dificultades neurológicas y de aprendizaje.

La principal causa de la mortalidad infantil en Costa Rica y el mundo es la prematuridad. El año pasado fallecieron 97 pequeños, de los 733 que estuvieron en neonatología del Hospital de Niños. Esta es una de las realidades más tristes.

Pero esa cifra es la segunda más baja de los últimos 16 años, solo superada por el año 2004, cuando murieron 82 niños de los 895 que fueron atendidos en ese centro médico.

La tecnología, una buena atención de enfermería y el cariño de los padres son la clave del éxito en Costa Rica. Carlos Peña, jefe del Servicio de Neonatos del Hospital Calderón Guardia, indicó que han determinado que niños en 600 gramos y 26 semanas de gestación tienen un alto grado de supervivencia. Por debajo de eso es más difícil, pero no imposible.

“Se han mejorado los índices de mortalidad neonatal debido al equipo humano. La diferencia la hace el servicio de enfermería”, dijo Peña.

Respiración mortal

Según las estadísticas del Hospital de Niños, el síndrome por insuficiencia respiratoria por inmadurez es la causa más frecuente de muerte en los niños prematuros.

Otras son: asfixia perinatal, hernia diafragmática congénita, malformaciones cardiacas congénitas, síndrome por aspiración de meconio (materia fecal), peso extremadamente bajo al nacer y prematuridad extrema.

Melvin Cartín, neonatólogo del hospital San Juan de Dios, aseguró que el mérito de la reanimación son las enfermeras.

“Sin los cuidados de enfermerías no podrían salir esos niños, es lo único que ayuda en estos casos”, comentó Cartín.

Costa Rica, según los médicos consultados, cuenta con buenos equipos pero siempre hacen falta más cosas.

En ese sentido, la Asociación Pro Recién Nacidos hace una labor de apoyo al Hospital de Niños. Cynthia Rozencwaig, presidenta de la Asociación, comentó que las necesidades son muchas y que si alguien quiere ayudarlos, puede llamar al número 222-0122, extensión 4410.

Dijeron que estaba muerta

Foto Flotante: 1516860

Hace 15 años, en 1992, Yamileth Cárdenas estaba embarazada de su tercera hija, y de pronto sintió un dolor en un pie. Apenas tenía 20 semanas de gestación y se fue al hospital San Juan de Dios.

Como le dijeron que no era nada y ella todavía tenía el dolor, tomó un taxi en el Paseo Colón y se fue para el hospital Calderón Guardia.

Se bajó del taxi y, cuando estaba en emergencias, su hija decidió nacer. Todo fue muy rápido.

De pronto estaba en una camilla, las luces, doctores y la bebé... A la pequeña se la llevaron por un lado y a ella por otro.

Luego de unos minutos de incertidumbre, le dijeron que la bebé estaba muerta. Cárdenas lloró tanto que se le acabaron las lágrimas de su vida esa tarde.

De pronto, el milagro. No estaba muerta, tenía esperanzas de vivir. La pequeña, acostada en una palangana metálica, movió un dedo y una enfermera la vio. Ahora tiene 15 años.

Albin tiene 10 meses llenos de felicidad

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Sus pulmones no estaban desarrollados, no tenía el peso ni el tamaño adecuado, pero decidió nacer. Su madre, Adriana Villalobos, rompió fuente y no había marcha atrás.

Para el pequeño Albin Álvarez, el 25 abril del año pasado era una buena fecha para ver el mundo, aunque apenas tenía 32 semanas de gestación.

Ese día, a las 3 a.m., empezó la odisea de su vida. Sus padres pensaron que los dolores de mamá era por el colon. Llamaron al médico y les recomendó acetaminofén.

Sin embargo, las cosas se complicaron y tuvieron que salir de emergencia al hospital Monseñor Sanabria.

Llegaron al hospital a las 5:45 a.m. y de inmediato los pasaron a emergencias. El pequeño Albin nació a las 8:15 a.m.

Con serios problemas en sus pulmones, pues aún no estaban bien formados, salió rumbo al hospital de Niños, donde estuvo durante un mes y medio.

Su padre, que también se llama Albin, no puede olvidar esos días, donde el dolor y la alegría se vivían en cada pasillo del servicio ce neonatología. “Fue un verdadero milagro”, dijo.

Angustia por partida doble

Foto Flotante: 1516742

Hace 10 años, Cynthia Rozencwaig vivió uno de los momentos más difíciles de su vida.

Su primer hijo, Gabriel Levy Rozencwaig, nació de 28 semanas y media, con un peso de un kilo y 50 gramos; eso fue el 23 de agosto de 1996.

La situación era difícil, sus complicaciones eran graves: membrana hialina, bronconeumonía e infección congénita.

Su madre nunca perdió la fe. Dos meses después salió con Gabriel rumbo a su casa, en Rohrmoser, Pavas. “En ese lugar se viven milagros todos los días”, dijo Rozencwaig.

Cynthia no pensó que volvería a pasar por lo mismo.

Pero el año pasado, el destino la puso, otra vez, en la misma unidad donde había estado 10 años antes.

Esta vez con su hija Valerie Levy, quien nació a las 29 semanas y media. Con un peso de 1.125 gramos.

Luego de un mes y medio, con fe y esperanza, Cynthia vio como su hija salía adelante, contra todos los pronósticos.

¡Ya aumentó 500 gramos!

Foto Flotante: 1516833

Keylor Morales ya pesa 1.560 gramos. Lo que para otros niños es algo normal, para él es todo un logro.

El pequeño nació el 5 de enero pasado, en el hospital San Juan de Dios, con un peso de 1.060 gramos, y por si eso fuera poco bajó a 820 gramos por culpa de una bacteria en la sangre. “Gracias a Dios la bacteria no le afectó el corazón y con los antibióticos logró salir adelante”, comentó su madre, Leticia Alpízar.

Ella viaja todos los días desde Santa Ana para estar con su pequeño, quien ahora se encuentra en la unidad de recuperación. “Han sidos días muy duros, difíciles, sobre todo porque uno quiere llevarse a su hijo para la casa, pero no puede”, comentó Alpízar.

Keylor es el primer hijo de Leticia y, probablemente, el último, pues ella no quiere volver a pasar por una situación similar.

Leticia está en una habitación con otras madres cuyo fin común es ayudar a sus hijos a subir de peso. Aquí, la angustia es diferente. La tensión de los días anteriores, donde la muerte rondaba sus cunas, ya pasó. Ahora, lo único que desean es llevarlos a casa.

Foto: 1516849
Karoline pesó 1.575 gramos cuando nació, el 15 de febrero pasado, en el hospital San Juan de Dios.
Manuel Vega.

Foto: 1516852
Un 7 por ciento de los más de 72 mil niños que nacen en Costa Rica son considerados “bebés prematuros”.
Manuel Vega.

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