Mauricio Astorga, actor
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México, D.F. Se acabó la carrera hacia la presidencia de Hillary Clinton. A pesar de sus múltiples esfuerzos, incluidos los disimulos a las infidelidades de su parrandero esposo, no le fue posible llegar a la Casa Blanca al tropezar con el fenómeno político llamado Barack Obama.

En un país donde ningún negro había alcanzado la candidatura de alguno de los partidos fuertes, Obama aparece como un hombre carismático y con una empatía arrolladora con los medios; es como un “Flaco Silva”, pero en negro.

Aunque todavía le queda por delante el reto de McCain, quien me da mucho susto pues calza en el perfil “vaquero del lejano oeste” de los Republicanos, buenos para armar guerras.

Parece que los “machos” todavía no confían en las mujeres para que tomen las riendas de su nación, lo cual me parece un error.

El mundo ha ido demostrando la capacidad de las mujeres para tomar las grandes decisiones de un país. Tal es el caso de Inglaterra, Chile, Argentina o los vecinos Nicaragua y Panamá.

Ahora que se escuchan nombres para “Zapote 2010”, ¿por qué no pensar en una dama? Ellas son más inteligentes y tienen ese instinto maternal que les ayuda a ver las cosas con mayor humanidad.

Yo prefiero, mil veces, ver en una cadena de televisión a una Laura Chinchilla –por decir un nombre– que a un Johnny Araya – por decir otro–.