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Domingo 27 de marzo de 2011, San José, Costa Rica

Cuidemos la Joya nacional

Con el pecho henchido se inauguró ayer el Estadio Nacional, obra arquitectónica imponente que nos hace sentir orgullosos. Es el mejor de Centro América, pero ¿cuánto nos va a durar?

Es tiempo de definiciones por parte del Estado, es tiempo de aclarar ¿cómo se garantizará que la “Joya” permanezca pulida, brillante, intacta?

Bien cuidada nos puede durar 50 años, esa es su vida útil.

Para ello hay que invertir de $1,8 millones a $2 millones (¢900 millones) anuales en gastos, que incluyen su mantenimiento. No menos importante es la vigilancia y seguridad que se le ofrezca para que no sea víctima de la desidia y el descuido como han caído las instalaciones deportivas construidas para juegos nacionales en el pasado.

No se puede permitir que una obra de 34.122 metros cuadrados de construcción y $100 millones de inversión sufra abandono y que el moderno inmueble se dañe.

Es tiempo de que políticos y administrativos definan con claridad para beneficio de todos los ticos cómo van a chinear al coloso de La Sabana para garantizar su vigencia y permanencia del estadio en el tiempo.

Alquilarlo para eventos privados sean partidos, ferias o conciertos es una opción, así como comercializar vallas y espacios publicitarios, todo mediante la creación de un fideicomiso en el Banco Nacional de Costa Rica que administre y recaude recursos bajo la estricta vigilancia de una junta administradora atenta a la sanidad de sus finanzas, detalló el ministro de Deportes y Turismo, Carlos Ricardo Benavides.

“Todo abierto al escrutinio público, una ciudadanía segura y convencida del manejo gerencial del Nacional que se fondearía con patrocinios y alquiler para eventos”, agregó.

La propuesta del fideicomiso la analizará la Contraloría General de la República con la expectativa de una ocupación plena del coloso en cuatro meses para asegurar así su mantenimiento.

No menos importante es preguntarle: ¿qué aportará usted? Esperamos que no sean desechos, falta de educación y de cultura. Caben en el recinto 35.062 almas; lo menos que se espera es pulcritud y decencia.

El compromiso de los políticos y administradores debe ser total y también el de todos los costarricenses al actuar con responsabilidad cuando lo visiten y de petición de cuentas cuando no se estén atendiendo las necesidades del estadio.

Ante esta obra que nos llena de orgullo por su imponencia y majestuosidad se impone una estricta vigilancia de su vigencia.