Nacionales
Domingo 22 de julio de 2012, Costa Rica

Editorial

Creer y no creérsela

Nery Brenes tiene razón cuando expresó que un atleta debe soñar y creérsela y de ahí en adelante los rivales son iguales.

Brenes, quien es la gran esperanza de Costa Rica para lograr alguna medalla en las Olimpiadas de Londres 2012, no se equivoca, pero a su vez aplica el viejo dicho de “A Dios rogando y con el mazo dando”.

En Al Día estamos seguros que Nery quiere sacarse la espina de Pekín 2008, cuando estuvo a centésimas de meterse en la final.

Se nota en Nery esa hambre de triunfo que no quedo saciada en China, al contrario, despertó en él a un gigante. No por algo después de su paso en esas justas se coronó como campeón panamericano y luego del mundial bajo techo de los 400 metros planos.

Veamos dos ejemplos muy cercanos de esa voracidad deportiva.

Silvia Poll desveló a Costa Rica en 1988 porque la mayoría de los ticos se levantaron en la madrugada para ver como la nadadora ganaba la primera medalla para Costa Rica en Seúl. Ella logró la plata en los 200 metros libres.

Silvia se la había creído y puso en aprietos a las grandes potencias de la natación, quienes debieron de ceder un podio a un país chiquitito y casi desconocido.

Claudia, siguiendo el ejemplo de su hermana mayor también se la creyó en Atlanta 1996.

En la misma distancia la ondina se apoderó de la única medalla de oro en la historia de nuestro país. ¡Todavía se erizan los vellos!

Cuatro años después, en Sydney 2000, Claudia volvió a inflar los pechos de orgullo de los costarricenses, cuando en el suyo colgaron dos preseas de bronce obtenidas en los 200 y 400 metros libre.

Las hermanas Poll se la creyeron, pero no demasiado, he allí la gran diferencia. No se quedaron en una “zona de confort”, como le sucede a algunos deportistas, no se dejaron engañar con los halagos de “ustedes son demasiado buenas” o un “usted es un ‘crack’ del fútbol”.

Las Poll sacrificaron todo, días de sueño, paseos, fiestas, para meterse a la fría piscina madrugada tras madrugada y llevar el cuerpo al límite. Porque no basta ser bueno, la preparación es fundamental y hay que vencer la pereza, el cansancio y hasta la mente, que a veces juega malas pasadas a los atletas.

No solo hay que creerse el mejor, hay que demostrarlo.

Costa Rica cifra las esperanzas en los juegos olímpicos en 11 deportistas.

Andrey Amador en ciclismo de fondo, Paolo Montoya en ciclismo pero de montaña, Gabriela Traña y César Lizano en la maratón, Heiner Oviedo en taekwondo y Brenes en los 400 metros planos.

Completan la lista Sharolyn Scott en los 400 metros vallas, Osman Murillo en judo, Leonardo Chacón en triatlón y María Laura Meza y Mario Montoya en natación.

El país entero está con ustedes, desde Peñas Blancas hasta Paso Canoas, crean que podrán lograrlo, crean pero no demasiado. Exijan su cuerpo al máximo, hasta donde dé y demuestren porque llegaron hasta ahí.

Nery lo expresó y lanzó el grito de guerra: “Las cosas se pueden hacer cuando uno sueña. Cuando se sueña se consiguen cosas muy importantes. Los rivales ahora me conocen un poco más y les digo que no se confíen, que sepan que hay un tico en la pista que lo va a dar todo”.