Jueves 21 de agosto, 2003. San José, Costa Rica.

Soldados norteamericanos resguardaban ayer la sede de Naciones Unidas en Bagdad, destrozada el martes por un camión cargado de explosivos.

Atolladero en Iraq

Bagdad/ AFP. Las fuerzas militares de Estados Unidos están atrapadas en medio de un atolladero en Iraq, envueltos en una dura guerra contra enemigos incapturables. La situación quedó en evidencia tras el atentado el martes contra el cuartel general de Naciones Unidas, que barrió por el momento toda esperanza de un regreso a la normalidad en el país.

Hace algunas semanas, el ejército norteamericano decía estar cerca de capturar al exmandatario Sadam Husein y pensaba que esta cuestión solucionaría sus problemas en Iraq. Los atentados contra la embajada de Jordania (14 muertos) y contra la sede de la ONU (al menos 24 muertos) cambiaron la situación.

Los militares estadounidenses ya no son los únicos objetivos de los ataques: leales al partido Baas e integristas islamistas que explotan el caos de la posguerra, también matan a partir de ahora a extranjeros y civiles.


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  • Antes del atentado contra la ONU, el comandante norteamericano William Thurmond reconocía que la detención de esas 55 personalidades no aportaría una solución a todos los males.

    Durante una audiencia en su casa veraniega de Castelgandolfo, el Papa Juan Pablo II mostraba ayer su profundo dolor por los atentados terroristas ocurridos el martes en Jerusalén y Bagdad.

    “Los distintos enemigos de la coalicion tienen motivos diferentes. Están los terroristas locales y la gente que viene del exterior de Iraq y están los criminales”, declaró Thurmond.

    Pese a que Estados Unidos y Naciones Unidos continúan firmes tras al ataque del martes, esta situación recuerda los atentados contra las tropas de mantenimiento de la paz en Beirut, Líbano, en la década de 1980, que tuvieron como efecto acelerar su retirada.

    El administrador norteamericano en Iraq, Paul Bremer, sugirió en una entrevista el martes que los responsables del atentado eran extranjeros, probablemente procedentes de Siria.

    “Una de las cosas que nos indica que vienen de Siria es que atrapamos y matamos a algunos de ellos. Detuvimos a terroristas extranjeros oriundos de varios países: ciudadanos sirios, sudaneses, yemenitas, etc”, reveló.

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