 |
La Subsecretaria de Estado para Asuntos Educativos y Culturales, Patricia Stacy Harrison, y la actriz Doris Roberts (a la derecha), fueron recibidas ayer a las 2:30 p.m. por los alumnos de Escuela Estados Unidos, de San Joaquín de Flores.
Manuel VEGA/Al Día
|
Ella ama a todos
La actriz estadounidense Doris Roberts habló con Al Día sobre su labor social lejos del estudio de grabación Isaac LOBO
ilobo@aldia.co.cr
“Lo tengo todo en la vida: fama, dinero, éxito, suerte, familia...”, lo dice con orgullo la actriz estadounidense Doris Roberts. Con cara de abuela cuentacuentos, añade que “por eso quiero darle gracias a Dios devolviendo gran parte de lo que tengo”.
La ganadora del Emmy (el Óscar de la TV) el año pasado, por su interpretación de una madre posesiva en la serie cómica “Everybodys Loves Raymond” (Todos aman a Raymond), recorre el mundo para desarrollar proyectos de bien social.
Como embajadora honoraria de Educación, la estrella visitó ayer la escuela Estados Unidos, de San Joaquín de Flores, junto con la Subsecretaria norteamericana de Estado para Asuntos Educativos y Culturales, Patricia Stacy Harrison, y ambas donaron una gran cantidad de libros a la biblioteca de la institución.
La serie se ve por el canal de cable Sony. Viajes imaginariosAyer, a las 2:30 p.m., se dirigió a un grupo de niños heredianos que le ponían atención sin pestañear. “He viajado mucho, he estado en lugares tan lejanos como China, en un desierto donde la gente entra, pero quizá nunca sale. Ustedes también pueden viajar, por medio de la lectura, por medio de la magia de los libros”, comentó Roberts a su joven auditorio.
Ella motivó a los pequeños y gozó con el baile típico de las niñas y los niños con bigotes pintados con betún. “Con solo verlos me lleno de esperanza y vida. Aunque vine ayer al país, respiro su bondad y gentileza en el aire. Ustedes, con la educación, pueden hacer lo que quieran, pueden hacer de su vida lo que gusten y nunca acepten un no como respuesta”, les aconsejó a los niños.
Roberts impartirá hoy una charla sobre actuación en el Taller Nacional de Teatro, en Barrio Escalante, a las 7 p.m. Gran corazón–¿Qué emoción hay más grande que recibir dos premios Emmy?
–Hace dos años, los bomberos y policías de Nueva York, que trabajaron en la Zona Cero, me hicieron un homenaje. Se reunieron en un salón y conversaron conmigo. En un momento de la actividad, me dieron un trozo de la bandera de los Estados Unidos, que ondeaba en una de las azoteas, y un pedazo de de concreto de una de las torres. Yo les pregunté ¿por qué me dan esto a mi?, esto es histórico, y me contestaron: cuando buscábamos los cuerpos de nuestros compañeros, el mundo se nos venía encima, pero cuando llegábamos a casa, encendíamos la tele y usted nos alegraba el día, nos hacía reír. No sabes qué emoción es esa, no se compara con nada.
–¿Qué importancia tiene en su vida la labor social?
–Si Dios es tan bueno conmigo, ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo? No cuesta nada, es muy fácil.
–¿Desde cuándo lo hace?
–Toda la vida, pero desde hace 11 años tengo una fundación que vela por los niños enfermos de Sida. Hay muchas organizaciones que dan dinero a esta causa, pero la donan para la investigación. Sin embargo, ¿quién los cuida?, ¿quién los cobija y les da de comer? Mi organización busca cuidar a los infantes y darles cariño.
–¿También trabaja con privados de libertad?
–Es correcto. El grupo se llama Cachorros tras las rejas, que le da animalitos a reclusos. Esto les da un hogar a los animales y a las personas una gran responsabilidad. En muchos casos, la gente aprende a amar.
–¿Qué prefiere, el cine o la televisión?
– En la tele solo trabajo 4 días a la semana, en cambio en el cine es de 5 a.m. a la medianoche y me canso mucho.
–¿Qué de su personaje María Barone posee en realidad?
–(Risas) Yo soy muy inteligente y no soy tan posesiva. Mi hijo dice que por suerte molesto a Raymond y a él lo dejo tranquilo en casa.
|
