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Pulso en el PLN José Luis Vega Carballo
La adhesión del expresidente Monge al precandidato Antonio Álvarez agrega un factor de peso a la lucha por la candidatura presidencial del PLN, en la que también participa el expresidente Arias.
Hasta ahora, muchos daban escasas posibilidades a don Antonio, a no ser que allegara una estructura de influencia y movilización, de alcance nacional, para potenciar los recursos propios desplegados en los últimos meses. Ahora tiene el aporte requerido. Y no como contribución personal de don Luis Alberto.
Es indudable que el expresidente Monge es figura histórica del PLN, un crítico y heredero de la tradición construida por la extinta “troika” verdiblanca: Figueres, Orlich y Oduber. La misma que trató de detener el avance de Arias a mediados de los años ochentas, y que éste rechazó aduciendo que no necesitaba esas “muletas” para llegar a la Presidencia.
Pero don Luis Alberto tiene algo más que su propia historia y ascendiente, para vigorizar la precandidatura de Álvarez. Se trata de una corriente socialdemócrata interna, que viene criticando el estado actual del PLN, al menos por dos razones cruciales.
Primero, por haberse convertido en una maquinaria electoral oportunista que se impuso al verdadero partido político, el cual debe ahora resucitar mediante nuevos liderazgos, vinculados a una línea programática enraizada en los valores y tradiciones ancestrales de la agrupación.
Segundo, por ser hoy un rival poco diferenciado del PUSC, que ha perdido su capacidad de oposición al PUSC-Gobierno, y contiene demasiados tintes neoliberales, situación que ha hecho que la cúpula oficial partidista dé apoyo condicionado al TLC, según lo ha promovido el arismo.
Es difícil precisar cuánto peso electoral tendría esa corriente crítica que se resiste a aceptar una nueva postulación de Arias, pero varios grupos organizados dentro de la estructura informal o paralela del PLN, y en sectores de dirigencia intermedia y de base, podrían plegarse a la dirección marcada por líderes nacionales como el expresidente Monge, José Miguel Corrales, Rolando Araya y restos del figuerismo, aglutinados alrededor de la figura de don Mariano Figueres.
El mayor reto inmediato del movimiento emergente alrededor de esas figuras es explicar con nitidez en qué consiste su programa de revitalización y cambio partidario, así como su concepción acerca de una socialdemocracia renovada.
No bastará con plantear la necesidad de recuperar y perfeccionar los logros históricos alcanzados desde la fundación del PLN, ahora cuestionados por el arismo y el neoliberalismo.
Habrá que definir algo más: en qué consistiría un programa socialdemócrata de futuro, de país y de Estado para la Costa Rica de hoy, como plataforma verdiblanca distinta a la del PUSC-Gobierno y otras agrupaciones; y, además, como planteamiento que no deba tejerse forzosamente alrededor del TLC con Estados Unidos.
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