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ENOJADO
2:16 p.m. Molesto a ratos, el ministro de la Presidencia, Ricardo Toledo, confirma su renuncia, a la vez que denuncia presiones y chantajes al presidente Pacheco. Lo observa Rándall Quirós, viceministro de la Presidencia.
Manuel VEGA/Al Día
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Toledo denuncia chantajes
No revela nombres Pablo GUERÉN C.
pgueren@aldia.co.cr
Como si la agitación política de estos días no fuera suficiente, el Consejo de Gobierno de ayer quedará marcado por la renuncia del ministro de la Presidencia, Ricardo Toledo, por sus denuncias de presiones e intentos de chantaje al presidente Abel Pacheco, y por la tensión en Zapote.
El funcionario dejará el cargo a partir del viernes.
A las 8:30 a.m., seis ministros del área social ingresaban junto a la vicepresidenta Lineth Saborío al despacho del presidente Abel Pacheco. Todos le manifestaron cómo veían el difícil panorama político.
Reconocieron preocupación. Y aunque se dio apoyo a Pacheco, todos pidieron revalorar la salida de Toledo. Pacheco habló. Rápidamente a los ministros les quedó claro que no había vuelta a atrás. Entonces los seis criticaron la toma de decisiones fuera de Zapote. El ambiente se encendía.
A las 9 a.m. entró el resto de los ministros. En el segundo piso de Zapote comenzaba el Consejo de Gobierno. Habló Toledo. Pidió no dejar al presidente solo y denunció “chantajes” hacia el mandatario. Varios tomaron un sorbo de agua. Nadie se dio por aludido. Algunos no hablaron en las tres horas, solo tomaron notas. Tensión pura.
Luego, otros ministros exigieron que, de una vez por todas, las discrepancias en el gabinete se comenzaran a ventilar entre el grupo y en casa. No en Rohrmoser. No en Escazú.
Abajo, la prensa esperaba. Los rumores del candente Consejo ya habían llegado. Se hablaba de renuncias masivas. A kilómetros de distancia, en la Asamblea Legislativa, los teléfonos no paraban de sonar. Dos visiones A las 11:05 a.m., Pacheco comenzó su conferencia de prensa. Comenzaron las confirmaciones. Toledo se iba. El lunes volverá a su curul de diputado y no será candidato en el 2006. Martha Lora, su esposa, secretaria del Consejo de Gobierno, se va con él.
Lineth Saborío sería “casi seguro” la nueva titular de la Presidencia y dejaría Planificación. No hay nombre para Hacienda, ni Coordinador Económico. No se va Rogelio Ramos (Seguridad) ni Helio Fallas (Vivienda). “Don Helio ahí está gordo y colorado”, bromeó Pacheco.
Y al hablar de Toledo, el presidente alabó al “amigo”. “Talentoso, leal, figura política a preservar (…) su labor aquí era muy difícil, porque se había agotado en tantas luchas que dio tan valientemente y estaba siendo atacado sin misericordia”.
Pacheco negó crisis y dijo contento que un “grupo de amigos” le sugerirá nombres para Hacienda. Rechazó que hubieran presiones de esos amigos para la salida de Toledo. “Es gente que me respeta”.
El sábado en la residencia del exdiputado Édgar Mohs se reunieron los miembros del grupo económico del Ejecutivo y asesores presidenciales. Ahí estaban Rolando Laclé, diputado, y los ministros Alberto Trejos (Comercio Exterior), Javier Chaves (Obras Públicas) y Gilberto Barrantes (Economía).
Ellos analizaron las renuncias del ministro de Hacienda, Alberto Dent, y el coordinador del equipo económico, Ronulfo Jiménez, disconformes con el aumento salarial de 0,5 por ciento para el sector público, que el Ejecutivo acordó con los sindicatos en paro.
Pese al llamado a la paz de Pacheco, a las 2 p.m., aún en Zapote, Toledo dio su versión: “¡Claro que hay presiones! Y me imagino que seguirá habiendo presiones, porque desgraciadamente hay algunas personas que creen que es con números que se maneja un país únicamente, y no ven el rostro social que necesita un país”.
Y fue más allá. “Yo no chantajeo al señor presidente. El chantaje es una de las situaciones más feas... Cuando yo le di mi renuncia, le dije me voy señor presidente porque no quiero hacer un conflicto donde hay dos grupos enfrentados. Pero no chantajeo. Me voy. Porque lo peor que se le puede hacer al Presidente es chantajearlo”.
¿Pero quiénes chantajean al Presidente don Ricardo?, le preguntó una y otra vez la prensa. Toledo calló.
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