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Estos tres niños se divertían pintando en sus cuadernos, ayer en el Hogar Comunitario del IMAS, en barrio San Pablo de Ciudad Quesada.
Érick CÓRDOBA/Al Día
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Amor de madre Marcela DELGADO
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Ciudad Quesada.- Desde hace seis años, Hilda Soto cuida y educa a los hijos e hijas de madres que necesitan salir a trabajar.
Ella es una de las que trabajan con los hogares comunitarios del IMAS, un programa que pretende dar asistencia a madres solteras que salen a trabajar y no tienen quien cuide a sus hijos.
Afirma que tiene nueve hijos postizos, pues con el pasar de los años, el cariño que le toma a los menores se convierte en un amor maternal.
Desde las 6 a.m. empiezan a llegar los pequeños. “Aquí les doy desayuno, comen algo a media mañana y en la tarde, a las 6 p.m., se va el último, pero yo sigo trabajando, porque tengo que atender a mis tres hijos y a mi esposo”, cuenta Soto, quien agrega que en el hogar comunitario debe atender a una bebé de cuatro meses de edad que le demanda mucho tiempo.
“En una ocasión tuve cuatro bebes recién nacidos, fue una experiencia muy linda pero complicado porque además tenía otros niños que requerían mi atención”, relata.
Por mes, el IMAS, aporta a doña Hilda ¢23 mil por cada menor
“Esto no se puede ver como un negocio en el que obtengo ganancias, porque no es así. Ese dinero apenas me alcanza, yo puedo decir que esto no me está dejando ganancias más que la satisfacción de verlos crecer y que me estimen ”, indica doña Hilda.
Solo en Ciudad Quesada funcionan cuatro hogares comunitarios, cada uno atiende un promedio de 10 menores.
“Es muy cansado, a veces quiero dejar esto, pero sabiendo que estos niños están faltos de cariño y me dicen que me quieren mucho, es un motivo muy fuerte para seguir adelante” concluye esta madre.
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