Lunes 02 de mayo, 2005. San José, Costa Rica.



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Vistazo

Notables para el TLC

José Luis Vega Carballo

El Presidente tiene razón al reconocer que hay opiniones encontradas sobre la conveniencia de enviar el TLC al Congreso, donde no se sabe qué resultados tendrá el debate, pues diversos grupos presionan y forcejean: unos a favor y otros en contra.

Pero éste no es el asunto de fondo en la reciente decisión presidencial comunicada, de repente, en una conferencia de prensa.

El anunciado nombramiento de una Comisión de Notables para dictaminar el TLC y decirle a Zapote si está bien, mal o regular, es algo más que una medida sacada de la manga para salir de aprietos.

En realidad, arroja más dudas sobre cómo lo manejó un equipo de Comex que ya no está en el Gobierno, y, además, cuestiona el supuesto excelente resultado, reflejado en un balance de "ganadores" y "perdedores", aparentemente consultado y aprobado por el Presidente, tal como siempre se dijo, sin que nadie se imaginara lo contrario.

La sorpresa viene cuando el Presidente y su Gabinete no están seguros ahora de ese balance, ni de si el TLC viola la soberanía nacional, ni de si afecta bien o mal a los pobres y productores locales, o si compromete al país más allá de ciertos límites, donde los costos rebasarían los eventuales beneficios de lo acordado con Washington.

Quienes, según supuso el país, estaban al tanto, paso por paso, de los textos, del detalle de las negociaciones y del supuesto balance logrado por Comex con los representantes de la contraparte, vienen ahora a demostrar lo contrario: que no fueron bien informados, no tuvieron a mano criterios claros para evaluar el balance de resultados, y no participaron efectivamente en el proceso.

Por eso, todos desconocían su fondo y, en este momento, deben recurrir, muy presurosos y atolondrados, a terceros o cuartos para que los ayuden a bien decidir.

El más confundido y frustrado en todo este marasmo pareciera ser el propio Presidente, que, ante las críticas al TLC de diversos sectores sociales, venía negándolas y confiando, durante más de un año, en lo que Comex le definía como correcto para salir todos del subdesarrollo y la pobreza.

Sin embargo, como decía el expresidente Ricardo Jiménez Oreamuno, cuyo retrato cuelga sintomáticamente detrás del escritorio presidencial, "solo los ríos no se devuelven". En buena hora.

El Gobierno debe comenzar a oír con atención otras opiniones, y tener evaluaciones distintas a las brindadas por el grupo que, hasta octubre del año pasado, manejó todo el proceso del TLC por su cuenta.

Asimismo, debe reconocer francamente que iba embarcado, navegando a ciegas y sin medir adecuadamente los impactos negativos del TLC. Es mejor que tome en serio también a sus críticos sociales.

Ojalá que el viraje dado con la Comisión de Notables no sea en vano, y sirva tanto para rechazar el TLC como para buscar mejores opciones a una agenda de libre comercio y neoliberalismo, impuesta por el bipartidismo durante dos décadas.

Sus calamitosos resultados en cuanto a deterioro y desintegración social, falta de oportunidades y mayor pobreza, están a la vista en muchas investigaciones serias y encuestas. Es hora de cambiar esta fallida estrategia.

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