Sábado 28 de mayo, 2005. San José, Costa Rica.



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Cultura sexual

Amor es...

* Dr. Mauro Fernández
drmauro@icosex.com

Muchas personas nos han preguntado cuál es la posición de la ciencia en torno al tema del amor. Es frecuente escuchar el tema en boca de poetas, escritores, religiosos y farsantes, pero pocas veces nos enteramos de la versión científica.

El primer gran aporte en este punto fue el de Sullivan. Después de estudiar minuciosamente las diferentes relaciones amorosas -entre hijos y padres, hermanos, amigos y, desde luego en el seno de la pareja- llegó a la conclusión de que el amor es el estado en el cual la seguridad y la preocupación por otra persona son tan importantes como la seguridad y la preocupación propias.

Si mantenemos una relación con otra persona y su seguridad no nos preocupa, probablemente la relación no sea de amor.

A lo mejor el nexo sea atracción física, psíquica, necesidades no satisfechas, lástima, conveniencia, obligación.

Por eso, cuando pensamos en nuestros hijos nos preocupamos. Los amamos cuando queremos lo mejor para ellos, les damos lo que requieren (no sólo lo que quieren), propiciamos su progreso, preparación y buena salud tanto física como emocional.

Cuando nos preocupa la salud de nuestros padres, estamos al tanto de su bienestar, procuramos su bien, los visitamos con frecuencia, pensamos en sus enseñanzas, les insistimos en que cumplan sus dietas y tomen los tratamiento que necesitan, estamos amando.

Cuando tratamos bien a la pareja, procuramos su realización, le entendemos, escuchamos, compartimos sus preocupaciones y pesares, le alentamos a progresar y queremos su realización personal, sexual y vivencial, estamos amando.

En una cultura como la nuestra, donde hay fuertes signos que evidencian una progresiva decadencia, el amor se va quedando sin lugar.

Todo lo vemos en un sentido económico, cuánto amás, cuánto gastás en mí, cuan caro es lo que me das.

Los mejores juguetes no son un signo de amor, tampoco el mejor asilo de ancianos, ni las mejores joyas.

Las cosas importantes de la vida no son cosas, porque ante todo la palabra que más se parece al amor mayor es la palabra compartir: una cena, una tarde, un rompecabezas, mis fiebres y tus quebrantos, es decir, compartir una vida. Eso, y sólo eso, es el amor.

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