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Apresado
Daniel Wálters Wílliams cuando ingresaba a las salas de juicio de Siquirres.
Abelardo FONSECA/Al Día
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Final a una agonía de 167 días
15 años de cárcel por homicidio simple Carlos RODRÍGUEZ, corresponsal
Rodolfo MARTÍN
rmartin@aldia.co.cr
Siquirres, Limón.- Respiraron hondo. Así reaccionaron ayer los familiares de Óscar Alvarado Agüero luego de que el Tribunal de Juicio local le impuso 15 años de prisión a Daniel Wálters Wílliams, la persona responsable de que su hijo y hermano enfrentara una cruel agonía de 167 días.
La víctima, de 27 años, quien deja una huérfana de siete años, resultó herido de bala el 28 de febrero del 2004 y falleció el 14 de agosto de ese mismo año, después de una amarga entrada y salida de hospitales.
Alvarado y Wálters, que eran amigos, sostuvieron una discusión en el centro de Siquirres.
El hoy sentenciado lo agredió con la cacha de un revólver que se percutió en ese momento, pero no lo hirió.
La víctima cayó y Wálters abandonó el lugar, pero luego regresó y le disparó en la garganta.
El proyectil destrozó la cuarta y sexta vértebra, con lo cual quedó paralítico del cuello hacia abajo, precisó su hermano Ricardo.
La gravedad inicial la enfrentó durante los dos primeros meses en el Hospital Calderón Guardia. Luego, lo enviaron a la casa en donde su familia comenzó a vivir un verdadero calvario.
Alvarado enfrentaba serios problemas de respiración por lo que durante las noches hubo ocasiones en que tenían que aspirarlo hasta 10 y 12 veces porque las flemas estuvieron a punto de ahogarlo.
Al permanecer tanto tiempo acostado, comenzó a llenarse úlceras sangrantes.
Asimismo, debían alimentarlo a través de un tubo.
Este panorama hizo que el paciente entrara en gravísimos periódos de depresión y mal genio, al punto de que "en los hospitales nadie pudiera controlarlo", expresó su hermano.
En las madrugadas, agregó, gritaba con todas las fuerzas posibles que deseaba morir, que lo mataran, afirmó.
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