Sábado 28 de mayo, 2005. San José, Costa Rica.



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Atención especial
Abelardo Artavia Esquivel, de acuerdo con lo que expuso el juez Douglas Rivera sería remitido a un centro pentenciario especializado en la atención a internos de la tercera edad. Su rostro se cubre por orden expresa del juez.
Abelardo FONSECA/Al Día

Insólito: ¡1.888 años de cárcel!

condena por violación

Carlos RODRIGUEZ, corresponsal
Rodolfo MARTÍN

Siquirres, Limón.- Abelardo Artavia Murillo, de pie, con las manos juntas y en un puro temblor, escuchó ayer, de parte del Tribunal de Juicio local, una inusual sentencia: 1.888 años de cárcel tras ser hallado culpable de 152 violaciones agravadas y 56 calificadas, a razón de 8 y 12 años de prisión por cada una de ellas.

Sin embargo, el hombre, de 68 años, fue beneficiado con la aplicación de la regla del concurso material que establece que ninguna persona puede descontar más del triple de la pena mayor.

En este caso, sería 12 años que multiplicados por tres, significan 36 años de cárcel.

Sin embargo, Artavia descontará 25 años porque algunos de los primeros delitos los cometió cuando regía el anterior Código Penal con ese monto como pena máxima.

Además:

  • "¿Por qué usted llora tanto"
  • "¡Lo que yo viví jamás lo olvidaré. Es algo que me marcó para siempre y que estará conmigo hasta mi muerte. Gracias a Dios que ya terminó esta pelea en los Tribunales de Justicia. Dios y mi familia me ayudarán a sobrellevar mi vida", expresó la víctima, hoy una mujer casada con tres hijos, quien era acompañada por su madre y dos hermanos. (Ver recuadro aparte).

    Al hombre, agricultor y conocido como "Gato", se le revocó el beneficio de la excarcelación y, de inmediato quedó preso.

    El sentenciado, representado por Elisa Blanco, de la Oficina de Defensores Público, argumentó, en términos generales, que todo obedecía a una venganza por la propiedad de una parcela.

    El Tribunal de Juicio, integrado por Miguel Fernández, Wilfredo Rodríguez y Douglas Rivera, no le dio crédito a la versión porque ese problema ya había sido solucionado.

    En tal caso, la declaración de la ofendida "no solo se sometió a todos los embates del contradictorio y siempre se mantuvo firme, sino también que se vio fortalecida con las declaraciones de otras personas y el resultado de varios dictámenes", expresó Rivera.

    Incluso, recordó como, en algunas partes de su manifestación, la víctima irrumpió en llanto, reacción en la cual también cayeron su madre y hermanos.

    "Esto no puede considerarse como un montaje", enfatizó el juez.

    Años de terror

    Artavia habría comenzó a abusar de su hijastra cuando estaba por cumplir 7 años y, la mantuvo sumida en el más absoluto terror hasta que ella cumplió 18 años y abandonó la casa, según trascendió durante el juicio.

    Los hechos ocurrieron en una alejada comunidad rural de Siquirres, donde los vecinos eran pocos y disperdigados.

    Artavia, de frente a la comunidad, lucía como un hombre trabajador, tranquilo y amable, aunque, puertas adentro, era todo lo contrario.

    Los primeros delitos, según las investigaciones, consistieron en " tocamientos libinidosos en las partes íntimas de la menor.

    Artavia, entre otras amenazas, la aterrorizaba en el sentido de que si decía algo mataría a su madre, a su hermana y al hermano pequeño.

    La segunda parte de esta pesadilla arranca cuando la niña cumplió 14 años y empieza a sufrir las violaciones.

    La primera ocasión tuvo lugar una vez que la madre tuvo que salir a Heredia y la dejó bajo el cuidado del padrastro.

    Éste la despertó, la llevó hasta la cocina en donde la desnudó y la violó.

    A partir de esa fecha y hasta que cumplió 18 años la violó por lo menos "una vez por semana".

    La representación del ministerio Público estuvo o a cargo de Héctor Sáenz.

    "¿Por qué usted llora tanto"

    Siquirres, limón.- A dos meses de contraer matrimonio el novio, lejos de verla feliz por la boda, la notaba cada vez más triste.

    Un buen día, ya no aguantó la angustia que lo abrasaba y le preguntó: "Por qué usted llora tanto".

    Esa noche, la víctima de toda una infancia y juventud de abusos sexuales, no pudo dormir y tomó la decisión de confesarle al día siguiente todo a su novio.

    "Mi padrastro dice que usted a mi no ve va a querer porque yo no soy virgen. Él me ha abusado durante toda la vida", y la joven irrumpió en un desgarrador llanto.

    Él le aclaró que la quería por lo que era y no por su castidad.

    Luego, en una reunión con sus dos hermanos, acordaron que debía hacerle esa misma confesión a su madre, quien, tras una corta separación, pensaba volver con su padrastro.

    Ambos se habían conocido cuando la mamá trabajaba para una compañía que cultiva y exporta matas.

    Ella estaba sola, tenía tres hijos muy pequeños y necesitaba de apoyo.

    Ese hombre, lejos de proporcionárselo, le trajo desgracia y terror.

    La muchacha, cuando cumplió 18 años, decidió abandonar la casa y alojarse con la abuela en Guanacaste.

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