Policía tico detenido en Nicaragua

"Soy inocente y Dios lo sabe"

Al Día entrevistó a Diego Ortiz, quien clama por ayuda del Gobierno

San Carlos de Nicaragua. "Soy inocente y Dios lo sabe. En ningún momento he secuestrado a un policía nica. Le pido a don Wálter Navarro (director de la Fuerza Pública) y al ministro Rogelio Ramos (de Seguridad) que por favor me ayuden, que no me olviden, porque es injusto lo que estoy viviendo aquí en Nicaragua".

Es el testimonio que, con lágrimas, le da a Al Día el policía tico, Diego Ortiz, detenido en la cárcel de esta localidad nicaragüense bañada por el río San Juan, foco de un lío entre ambos países.

"Estoy pagando justo por pecador. No es justo que me condenen por algo que no he hecho", añade Ortiz con la voz entrecortada, negando una y otra vez haber intentado secuestrar a un policía nica, como le acusa la fiscalía local.

Ortiz fue detenido el sábado, junto a dos nicaragüenses, en México de Upala, cuando cruzó la frontera hacia Nicaragua, unos 10 metros, en un chapulín para esquivar un humedal.

Relato de dolor

En su primera entrevista a un medio de comunicación, en la delegación de la Policía de Río San Juan, Ortiz, de 35 años, aseguró que nada tuvo que ver con la captura en suelo tico del policía nicaragüense Victoriano Castillo, y que su detención podría ser a causa de "un desquite".

Castillo fue detenido en Upala, en junio, al parecer por ingresar ilegalmente a Costa Rica.

Ésta es parte del relato que, nervioso, nos dio ayer el policía tico:

"Me trajeron acá por una entrada ilegal al país, pero me detuvieron en un sitio donde siempre había entrado y nunca pasó nada. Luego, la prensa nica me preguntó qué tenía que decir sobre el secuestro de un policía. Ahí se me vino el alma encima.

"No tengo nada que ver. Más bien, le ayudé a él (Castillo) cuando lo detuvieron. Él es testigo. Le presté teléfono, ropa, cama y comida. La fiscalía fue la que dijo que quedaba detenido.

"Hay pruebas en los juzgados de que nunca lo engañé ni me lo llevé a Costa Rica para que lo detuvieran. Lo juro ante la patria y ante Dios. Pienso que Nicaragua lo que busca es que le devuelvan al policía para devolverme, o que es un desquite. Él mismo debe decir la verdad, porque la sabe".

"Acá, en la cárcel, me han tratado bien. La celda me golpea", dice añorando a su familia, su casa, su tierra, su patria. Por eso, Ortiz no contiene la emoción cuando, en media entrevista, habla por primera vez por teléfono con su esposa, Lidieth Laguna. Le pregunta por sus hijos, de 12 y 7 años, y, sobre todo, por la bebé que hoy cumple 26 días de nacida y que apenas conoce.