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La canción se escuchará en radios, televisión e iglesias Batalla musical contra el abuso Tema de ticos será usado en campaña regional de la Organización del Trabajo Sylvia Alvarado Marencosalvarado@aldia.co.cr Tanto le indignó a un joven cantante cristiano el caso de la proxeneta Sinaí que le compuso una canción a las menores víctimas de explotación sexual y a todos los costarricenses para que denuncien ese delito. Gustavo Guzmán y su esposa, Shirley Ortiz, quien también es cantante, le dieron vida en ritmo de hip-hop y gracias al patrocinio de la Organización Internacional del Trabajo, lograron grabar su primer disco y hacer un video que será presentado este martes en la Universidad Latina, y usado como símbolo de campaña de la OIT en el istmo y el Caribe.
La canción "Hey tu" se colará, en los próximos días, en las radios y programas musicales comerciales, llegará a muchas iglesias y hasta a oídos de las propias jóvenes que han sido víctimas.
Esto porque los cantantes cuentan con el respaldo de la fundación "Somos un solo pueblo" o (Just one people), que atiende, en Puerto Rico y en el país, a muchachas que están tratando de volver a nacer tras ese pasado, mientras viven el futuro de ser madres antes de tiempo. Hasta en rock Ortiz, una enamorada de Dios, su esposo, sus dos hijos y de la música, está convencida de que con el don que el Señor le dio llegará a tocar el corazón de muchos. Por eso las canciones de "Cambia de rutina", nombre del primer compacto, y "Pródigo" fueron grabadas a ritmo de son cubano, blues, rap, rock y hasta gospel. "Somos más evangelistas que panderetas. Queremos que se identifiquen con los ritmos pero con una propuesta de letra diferente, más allá del bombardeo de mensajes negativos", dijo Ortiz. Para Ana Fuentes, directora de la Fundación, fue una bendición volverse a topar con Ortiz, quien es su amiga y recibió su consejería desde chiquilla. Desde el 2000, tras ser capacitada en Puerto Rico y unir sus esfuerzos con la misionera isleña María Rita Dávila, Fuentes cambió la consejería, que tenía desde 1989 con adultas víctimas de violencia y abuso, por el trabajo con muchachas víctimas que también son mamás. Hoy dirige un centro que, con el apoyo de donaciones privadas y voluntarios en todos los campos, brinda formación espiritual, académica y emocional. Para ella, nada se compara a la felicidad de ver que una de sus chiquillas vuelve a sonreírle a la vida, sintiéndose digna y merecedora de todas las bendiciones. Por eso tiene años de recorrer, en las madrugadas, las calles más oscuras, hoteles, bares y búnkers para rescatar a adolescentes con el amor de Dios. Si quiere cooperar o necesita información, el número de Fuentes es 302- 2871. |
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Por droga me prostituía... Por petición de la mamá de Lucía, Ana Fuentes recorrió, durante dos años, decenas de bares y delegaciones policiales con su foto en la mano, buscándola. Le seguía los pasos pero cuando llegaba a un lugar se daba cuenta de que hacía poco se había ido. Cuando por fin la encontró, un día que la policía la detuvo por andar con un tipo que vendía armas, Lucía arremetió contra ella y contra Dios. Hoy es otra cosa. Volvió a estudiar, trabaja, da consejería a otras muchachas, enseña en la escuela dominical y cuida de su hija. Pero ahora. Antes su vida era muy diferente... Con 13, ya andaba en la calle, donde consumió todo tipo de drogas.
"Robaba celulares y luego empecé a prostituirme para comprar la droga. Un señor me ofreció pagarme por hacer fotos en ropa interior para vender pero el negocio era prostituirme en la casa de un italiano. Cobraba $100 por cliente. "Después trabajé en un burdel, ahí me daban una cédula. Era muy feo. Un día tuve que llamar a mi mamá porque tenía un ataque de apendicitis. Me interné en el hospital pero no podían operarme porque estaba muy drogada. Después de la cirugía con todo y los hilos volví a la calle. No aguanté mucho porque me sentía mal así que acepté irme a un centro. Al tiempo me escapé. Con otras muchachas me vine caminando desde Guápiles, se lo juro. Me junté con uno de los amigos de ellas. Lo dejé cuando quedé embarazada". Hoy el padre de su bebé está en la cárcel y ella, a los 19 años, es prueba de que "no hay nada imposible para Dios". |
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