Antenoche, en Río Conejo de Corralillo, Cartago

Asesinan a contador de 14 puñaladas en su propia casa

Policía encontró varios electrodomésticos y ropa listos para sacarlos de la vivienda

Corralillo, Cartago - Invitar a un sujeto a tomar licor en su casa, terminó siendo una trampa para un hombre de 57 años, identificado como Enrique Salas Vargas, quien falleció antenoche en Río Conejo de Corralillo, tras recibir 14 puñaladas en su pecho y el abdomen.

Salas, quien laboraba como contador en la Caja Costarricense de Seguro Social, murió en el interior de un cuarto que alquilaba en la segunda planta de una casa, propiedad de María del Carmen Madrigal.

Ella, su esposo y dos hijos estaban en la vivienda cuando escucharon al inquilino a eso de las 10:30 p.m. discutir en forma acalorada con otro hombre.

El silencio repentino en el cuarto provocó que Madrigal llamara a la policía, que llegó al sitio a la 1: 30 de la madrugada de ayer.

"Pensé que algo muy malo había pasado. Mi hijo quiso ir a ver lo que pasaba pero no lo dejamos", comentó.

Juan Carlos Ceciliano, uno de los oficiales de la Fuerza Pública de Corralillo, explicó que descubrieron a la víctima desnuda y con una sábana ensangrentada cubriéndola.

"En la entrada, había un televisor, un microondas, una licuadora y mucha ropa en una bolsa negra, todo listo para llevárselo", añadió el policía.

Al Día intentó conversar ayer con la familia de Salas; sin embargo, no se encontraban en su vivienda ubicada en Los Lagos de Heredia.

La víctima Enrique Salas Vargas. Edad:56 años

Víctima tomaba mucho

María Madrigal, quien le alquilaba la parte alta de su casa al contador Salas, expresó que el hombre "tomaba mucho licor y vivía solo desde hacía mes y medio".

Él tenía problemas con la bebida y discutía en ocasiones con un joven que vivía en el mismo cuarto.

"Cuando se pasó aquí llegó con un muchacho de 23 años que al parecer era su hijo. Ambos bebían licor y a veces se peleaban", dijo Madrigal.

En el sitio del homicidio, sobre una mesa había varias latas de cerveza y de otras bebidas vacías.

Madrigal comentó que antenoche el excompañero de cuarto de Salas no estaba con él, pues que después del crimen ubicaron al muchacho en Heredia.

"Salas era muy solitario y callado, pero buena gente. Nosotros, a veces, ni lo veíamos porque salía para el trabajo muy temprano y llegaba muy tarde", agregó.

La noche del martes cuando fue asesinado nadie lo vio llegar a su casa, aseguró la dueña de la casa.