Con amor y ayuda, chiquillas salen adelante

Con tan solo 9 años, hay niñas ticas que juegan a ser mamás

20 por ciento de los nacimientos del año anterior, en todo el país, son de adolescentes

Carolina, de 12 años, quien tuvo a su hija a los nueve, es una de las muchas niñas y adolescentes que este martes y los otros 364 días del año, demuestran lo que significa ser madres.

Y es que en el país, los embarazos adolescentes siguen creciendo como la espuma, según Danilo Medina, Óscar Segreda y Jorge Ramírez, jefe de ginecología en el Calderón Guardia, neonatólogo del San Juan de Dios y director del Hospital de las Mujeres, Adolfo Carit Eva; respectivamente.

Los datos no los dejan mentir.

La Clínica de Adolescentes en el Calderón Guardia atiende a 50 adolescentes embarazadas nuevas cada mes.

14.316 de los 71.584 niños que nacieron en el 2005, fueron de madres adolescentes. El 40 por ciento de recién nacidos que murieron, tenían también a una jovencita como madre.

Solo en la Carit, 40 madres, entre 10 y 14 años, dieron a luz en el 2005 y este año, ya van 20. En el 2005, otras 1.151 muchachas, entre 15 y 19 años, salieron de Maternidad con un hijo en brazos.

Más allá de las cifras, doña Patricia Porras, del programa "Reciclando esperanzas", da fe de la dura situación.

En 20 años al frente del programa, Porras ha visto llorar y reír a cinco mil madres niñas y adolescentes. "He visto morir en el parto a chiquitas que todavía tenían dientes de leche", aseguró.

"Ya no puedo salir a jugar escondido"

"La chiquilla está embarazada de mí. Yo creo que tengo que pagar esto, pero vea a ver usted si me echa preso o me perdona".

Con esas palabras, el esposo de doña María le anunció que había abusado de Carolina, hija de ambos, quien tenía 9 años y cursaba el primer grado.

"Llamé a la policía. Ahora está en La Reforma", dijo María.

Su esposo lleva tres años preso, la misma edad de Shirley, la niña que cambió la vida a Carolina.

"Me dio mucho susto estar embarazada, la gente se me quedaba viendo, pero se me pasó. Ha sido muy lindo, pero ya no quiero más hijos", dice Carolina, quien acaba de abandonar el tercer grado.

"Lo malo es que, a veces, quiero salir a jugar 'la anda' escondido y no puedo", agrega. Viendo su cara de niña, es fácil creerle que se lleva a su hija a jugar y que para una de sus fiestas, fue ella y no la niña, quien se comió "de un solo tiro 45 chocolates".

Junto a la casita que su madre mantiene gracias al sueldo de cocinera en un bar, Carolina habla de todo, menos del abuso de su papá, que aun tiene marcados a sus otros tres hermanos.

"A mi mamá casi le da un infarto, pero no le dio y ahora me ayuda a cuidar a mi hija", dice Carolina, mientras la abraza... como a una muñeca.

Mantillas y tareas de sexto grado

A los 12 años, estando en quinto grado, a Joselyn le cambió la vida.

"Mi familia materna me corrió y en la escuela no querían aceptarme", dice Joselyn, hoy alumna de honor.

Esta chiquilla, que produce leche materna en unos senos todavía sin desarrollar, fue abandonada por su "novio", pero cuenta con el amor de su padre y una madrastra que la ama a ella y a su bebé Kevin, como si fueran de su sangre.

"Es duro saber que perdí mi juventud. Les digo a las chiquitas que se cuiden y no cometan errores porque un hijo es muy bonito, pero cuesta mucho", dice, mientras confiesa que "nunca le gustó jugar con muñecas".

Un ángel producto del abuso

Alguien se aprovechó del leve retardo de Katherine y así como así la embarazó y se desapareció.

Por eso, la joven de 14 años lo ocultó, pero ahora Esteban es el rey del humilde cuarto donde vive con la familia de siete miembros, con una madre soltera al frente.

"Por dicha, el bebé duerme toda la noche. Con la ayuda de mi mamá y de doña Patricia vamos saliendo adelante", dice Katherine, quien tiene deseos de volver el año entrante al primer grado que dejó para recibir a su hijo.