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 Nacionales Domingo 13 de agosto, 2006, San José, Costa Rica.
 

Ellos supieron ganarle a los prejuicios

Los tres mosqueteros que llenaron de luz la oscuridad

Manuel, Mónica y Esteban Arias sí saben enfrentar la vida

Sylvia Alvarado Marenco

Además:

  • Escritor, guitarrista de rock y saprissista
  • El "vice" se lee 1200 páginas por semana
  • Sola por Barcelona
  • Esteban es abogado y viceministro. Manuel es periodista y Mónica, además de administradora, estudia un doctorado en Barcelona, España.

    Los tres hermanos Arias Monge son brillantes, aunque sus ojos no tienen luz. Ellos supieron ganarle a los prejuicios, las limitaciones y a la naturaleza para demostrar que la voluntad es más fuerte que la ceguera.

    Hoy, están tan felices con sus vidas y con lo que han logrado, que si algún día existiera la posibilidad de operarse para poder ver, lo pensarían dos veces.

    ¿Qué hizo que estos muchachos convirtieran en realidad sus sueños, pese a las limitaciones?

    Sus padres, familiares y sus dos hermanos videntes nunca los trataron como si fueran diferentes; les enseñaron a esforzarse el doble para salir adelante.

    Manuel, Mónica y Esteban se convirtieron en amigos inseparables, "cómplices", mosqueteros, "en un solo paquete".

    Además, confiaron en sí mismos y aprendieron a tomarle el gusto a la vida, con una luz que de a poquitos se les fue apagando.

    A las historias que escuchan en bibliotecas parlantes en Internet, a los cálculos mentales con que pasaron los exámenes de "mate", a los penales que tiraban chiquillos en las mejengas...

    A las lágrimas que botaron, a las trompadas que les pegaron a los compañeros que se burlaban de ellos y les robaban la merienda. A las maravillas que han descubierto en sus viajes, mediante los ojos de otros y a las historias de los tres hermanos valientes que llenan de luz todo lo que tocan.

    Escritor, guitarrista de rock y saprissista

    Manuel es el mayor de tres hermanos que nacieron con retinosis pigmentaria.

    Pese a que su "viaje a la oscuridad", como él lo llama, le ha deparado algunos sufrimientos, le ha traído más cosas buenas que malas.

    Él estudió derecho y comunicación. Fue guitarrista de rock, sueña con ser escritor y ahora trabaja como periodista en la Municipalidad de San José.

    También está enamorado de su esposa y su hija Ximena. "Yo vi bastante; tengo imágenes claras de cómo son las cosas, pero no sé si es mejor haber visto y dejado de ver que nunca haber visto. El que ha sido ciego toda la vida no sabe qué es perder lo que se tuvo".

    Manuel quisiera ver a su hija crecer y saber cómo es su cara cuando tenga 15 años.

    "Ella es la luz de mis ojos, mi guía en la oscuridad. De no ser por nuestros padres, primos y otros ángeles que nos hemos topado, como mi jefe Renato Cajas y el alcalde Johnny Araya, no hubiera podido salir adelante".

    "Si mis papás hubiesen hecho caso a quienes les decían que pobrecitos nosotros, que no nos mandaran a estudiar, habríamos fracasado, pero ellos nunca nos permitieron rendirnos".

    Manuel se declara un hombre feliz: "Si me ofrecieran operarme para ver bien, me daría miedo, ¿qué haría con todo eso?", dice, muerto de la risa.

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    Manuel ama la ciencia, la lectura y la televisión.
    José Rivera

    El "vice" se lee 1200 páginas por semana

    "Nosotros tres nos construimos juntos. Quedarnos ciegos nos generó una complicidad en el buen sentido de la palabra", dice Esteban Arias, el abogado y expresidente de la FEUCR, hoy convertido en viceministro de Ciencia y Tecnología.

    "La filosofía de mis papás era que nosotros, tras de que teníamos un reto adicional, debíamos enfrentar la vida y el mundo como era: diseñado para los que ven".

    En ese mundo, siendo chiquillo, tuvo que hacerse campo, varias veces, a punta de trompadas, dice Esteban, "felizmente casado", y quien se lee "1200 páginas por semana".

    "No me preocuparía tener un hijo no vidente, las discapacidades no son una cruz, sino una forma de aprendizaje. Si me dieran la oportunidad de ver, lo pensaría dos veces. Soy lo que soy porque soy ciego".

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    Esteban es "fiestero" y le encanta viajar.
    José Rivera

    Sola por Barcelona

    Además de peleona, desde chiquilla Mónica tiene fama entre sus hermanos de ser "la más aventada".

    Eso lo dejó muy claro hace dos años, cuando se fue sola a España a hacer un doctorado. "En Costa Rica me llevaban a todo lado. Ahora mi vida cambió. Los primeros días fueron muy complicados, pero ahora vivo sola, atravieso Barcelona de lado a lado, me muevo en metro y en bus y camino mucho", dijo, vía telefónica.

    "Soy preguntona. Cuando compro ropa, pregunto de qué color es, no uso ropa estampada porque me da terror salir como una caja fuerte. Soñaba con trabajar en un banco, ¡se imagina qué atentado!", dice, sonriendo.

    "En Costa Rica, tengo experiencias de terror buscando trabajo; cumplía todos los requisitos, pero me decían que no, por ser ciega".

    "Nunca añoro ver. Estoy aquí para vivir con este regalo que la vida me dio. Soy diferente, pero no discapacitada. Tengo una deficiencia visual, que es distinto".

    "Soy aventada, no porque no tenga miedo. Le tengo temor a todo, pero eso me moviliza en vez de paralizarme. Cada día debo enfrentarme al mundo, pero es que yo nunca me he podido quedar encerrada".

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    Mónica ama nadar, ir a la montaña y a museos.

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