Desde mi espejo
Nuestras insólitas direcciones Haydée de Lev, actriz
Recién llegada a Costa Rica, pedí una dirección y la solicité por calles y avenidas, más el número de la casa, como era lo normal, según yo.
Pedí un taxi y le di al conductor el papelito con esa dirección, que quedaba entre el Paseo Colón y alguna transversal que ahora no recuerdo. El hombre me miró y me dijo que no sabía muy bien dónde era, y enrumbó por el Paseo Colón hacia el este. Después de dar varias vueltas, el taxista se iluminó de pronto y me dijo: "Ah, ya sé, queda de la cicatriz del obelisco, cincuenta varas al sur".
Observé cuidadosamente las calles, pero no vi nada parecido a una cicatriz, de modo que, para regresar, me apuntaron la dirección "a la tica".
Esa fue mi primera experiencia al respecto en este país. Me he extraviado innumerables veces dentro y fuera de San José. En más de una ocasión me han dicho, por ejemplo, "Baje doscientas varas y, de ahí, coja para el... y, cuando tope con cerca, voltee al... y siga hasta la principal y ahí pregunte".
Pero resulta que la calle no baja, sino que sube, y las mentadas varas no son doscientas, sino trescientas, ya no sé dónde queda ningún punto cardinal y, por supuesto, me pierdo por enésima vez. Y esto me pasa siempre en Costa Rica.
Esperemos que los nuevos intentos por numerar calles y casas, y no solo en San José, sea una pronta realidad.
Entretanto, seguiremos sufriendo los turistas y yo.
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