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Algunos afirman que así se destacan y vuelven a las raíces Quemaduras e implantes... para "adornar" el cuerpo Autoridades están preocupadas por las nuevas formas de "arte corporal" entre jóvenes ticos Esteban Arrieta Ariasearrieta@aldia.co.cr
Ricardo, un joven de 25 años, colecciona tatuajes y "piercings" en su cuerpo, y muestra orgulloso las cicatrices hechas con calor y los implantes que le dan, según él, "un toque diferente al de las demás personas". A pesar de su llamativa apariencia, este joven, que prefiere el anonimato, es una persona como cualquier otra. "Para mí, las modificaciones corporales son simplemente un arte, una forma de expresarnos y decir lo que sentimos. No es una loquera, como dice el resto de la gente, sino adornos", comenta. Ricardo afirma que ha gastado más de ¢300 mil en sus modificaciones y, "aunque todos piensen lo contrario, no duele tanto hacérselas como dicen". Aunque reconoce que este tipo de "arte" puede ser peligroso, asegura que "los trabajos que tengo en mi piel son hechos por profesionales, que cuidan hasta el último detalle de las normas de seguridad y salud". Al igual que él, muchos jóvenes en el país han encontrado en las modificaciones corporales una forma "de volver a las raíces", según indica Federico Cortés, perforador del Estudio 506, uno de los más antiguos. "La gente cree que es una tendencia nueva, pero no es así: las antiguas culturas se rasgaban la piel con dientes de animales o lanzas, o se quemaban con madera caliente. Los indios de nuestro país se ponían argollas". En Costa Rica, los jóvenes no solo se hacen tatuajes o se ponen "piercings" en la frente, párpados, lengua y genitales, sino también "brandings" (quemaduras de tercer grado) y escarificaciones (cicatrices con bisturí), todo ello con el aval de las autoridades de Salud. Lo único no permitido son los implantes, que consisten en meter bajo la piel figuras muy primitivas, hechas con aleaciones de metal quirúrgico o de titanio. Gary Hernández, perforador del Estudio Stigma, asegura que "hay cada vez más jóvenes interesados en el arte corporal". "Ya perdí la cuenta de los aretes que he puesto en los genitales de hombres y mujeres. Creo que, dentro de poco, será mucho más común de lo que se cree", agrega. Leda Flores, especialista en Dermatología, dice que estas prácticas pueden generar infecciones muy graves que, incluso, llevan a la muerte. Asimismo, afirma, pueden propagar enfermedades infectocontagiosas como la hepatitis, el sida y el tétano, entre otras. Flores explica que los cuidados sanitarios deben ser muy estrictos, aun después de hacerse la modificación en el cuerpo. La ministra de Salud, María Luisa Ávila, señala que le preocupan las nuevas tendencias entre los jóvenes, "puez en el pasado hubo personas que casi pierden la vida y todavía no se recuperan". Por eso, ordenó hacer un "barrido" de todos esos establecimientos, a fin de garantizar la seguridad sanitaria y capacitación de los tatuadores y perforadores que se dedican a esta labor.
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