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Domingo 05 de noviembre, 2006, San José, Costa Rica. |
Pérfil del nuevo técnico de la Tricolor Medford de pies a cabeza Retador, apasionado, ambicioso, flexible y estricto, optimista, temperamental, seguro de sí... Antonio ALFAROanalfaro@aldia.co.cr Parece orgulloso, pero sabe pedir disculpas, según cuenta su gente cercana. Parece engreído, pero él repite su “no hay que creérsela”. Parece egocéntrico, pero sabe escuchar opiniones contrarias, cuentan algunos compañeros de banquillo. Parece proclamarse autosuficiente, pero pide ayuda de todos para su nuevo reto. Parece un encarador, pero para algunos simplemente es sincero y directo, esté equivocado o no.
“Creo que en Costa Rica no todo el mundo dice lo que piensa y él sí lo hace”, se explica el preparador físico, Marcelo Tulbovitz. Parece un tipo duro, pero sus seres queridos, en especial sus dos hijas, logran enternecerlo como nadie imaginaría, según comentan quienes han tenido acceso a su círculo íntimo. Es Hernán Medford o al menos la imagen que de él hemos construido, basados en testimonio de unos y otros, sobre todo aquellos que comparten con él día a día. Es el técnico que salta, grita, reclama, cuyos jugadores, sin embargo, no suelen salir expulsados contagiados por ese guía temperamental. Sí se contagian, señalan algunos, pero todos tienen muy claro cuál es el papel, cuándo y quién puede reclamar, según comentan jugadores como José Francisco Porras. El mismo Medford ha ido madurando, ganándole la batalla a su temperamento y utilizándolo a favor, “controlando poco a poco su energía”, según consideran algunos de los que se sientan a su lado partido tras partido, como Víctor Badilla. Con su forma de ser, a veces criticada, logra inyectarle agresividad a los jugadores, transmitir un espíritu ganador que no solo los propios perciben sino también los rivales. “Tiene brillo”, trataba de explicar un jugador liguista ante la consulta de Al Día unas semanas atrás, en un sodeo para determinar el favorito de los jugadores para seleccionador. Ego no le falta a un técnico que sin embargo no pretende saberlo todo y se deja asesorar, como señala el preparador físico Tulbovitz. “Es el técnico que más libertad me ha dado para tabajar en toda mi carrera”, señala Tulbovitz sobre ese técnico autocrítico, muy nacionalista, sin pelos en la lengua -para bien y para mal- leal a muerte con su gente y sus ideas.
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