La Pura Verdad
El circo Edgar Fonseca
Director
¿Debe el Fiscal General de la República mantener, en estos momentos, su aspiración a la magistratura en la Sala III?
Con todo respeto, debe retirarla hoy a primera hora.
Se acerca un circo romano y le empieza a cobrar una factura brutal a la imagen de la institución, que hoy encabeza, en tiempos cruciales y ante casos críticos, que tramita, para la sana vida democrática de este país.
Su aspiración se enmarañó en los peores afanes, en los más soterrados intereses politiqueros; se prostituyó en las consejas y en las denuncias de pactos infernales, PLN-PUSC, para tratar de torpedearlo.
El funcionario, a quien nadie quita un pelo de mérito para postularse, por lo visto calculó mal el riesgo.
En la máxima jerarquía judicial y en muchas otras instancias, se requiere de funcionarios de su bagaje y su plante pero no pudo ser más inoportuna su pretensión, cuando el caso penal del siglo, que persigue la Fiscalía, apenas empieza el tránsito judicial.
De las soterradas maniobras y alianzas, atribuidas al PLN y a las mortajas del PUSC, la fracción de Gobierno debe explicaciones.
Es una pena que el oficialismo –de ser cierto lo que ha trascendido– tenga en subasta su alma.
Un tanto extraño todo esto pues hasta hace unos meses el Fiscal era una ficha ideal para la fórmula presidencial.
El PAC también debe cuentas al país en todo este entuerto. Por el secretismo de sus contactos con el Fiscal, por el padrinazgo y compromiso que ello conlleva y por lo que afecta a un funcionario que debería haber andado más equidistante.
Hoy por la noche podrían despejarse algunos de los nublados.
Pero el bamboleo alrededor de la aspiración del Fiscal expone la tremenda implicación de su decisión.
En el Ministerio Público, nos dicen fuentes bien informadas, aquello está que arde.
Y no es para menos.
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