Ayer Saprissa no lució bien

Las Brujas asustaron a Jeaustin

En su debut, el técnico gritó, gesticuló, se enojó y de la cancha salió cabizbajo

Al final del juego se persignó, no estaba agradeciendo la derrota, probablemente superaba el susto que le dio Brujas.

O quizá le daba gracias a Dios de que su equipo no haya sido goleado, porque Brujas tuvo para un marcador mayor al 2 por 0.

Jeaustin Campos, nuevo técnico de Saprissa, debió darse cuenta que dirigir no es tan fácil.

Ser estratega no es tan sencillo como decir “vamos a ganar, no sé el marcador, pero ganamos”, como dijo Campos un día antes del juego. Los partidos se ganan en la cancha, no antes de jugarlos.

Jeaustin pasó de la ilusión al enojo, de las sonrisas que mostró minutos antes de empezar el encuentro, al ceño fruncido con que partió del banquillo al vestuario al concluir el compromiso.

El equipo calentaba y estiraba en la cancha, mientras Jeaustin dejaba de hablar en un micrófono para dirigirse al otro, la prensa lo llamaba y él atendía, “haciendo lobby”. No está metido en el juego, o estará muy seguro de su escuadra, pensé. El primer tiempo me dio la respuesta. Saprissa tuvo fútbol en los primeros 25 minutos, después lució desconocido y dejó que Brujas jugara a placer.

Mientras esto sucedía, Jeaustin gestilucaba, levantaba las manos, le gritaba a sus jugadores y pasó de pie la mayor parte del partido. Apenas a los dos minutos, el técnico morado se hizo sentir, la defensa se descuidó y él lanzó el primer grito. Después cerró los puños y quiso celebrar el gol, pero Álvaro Mesén desvió el disparo del volante Cristian Bolaños.

A los 12 minutos hizo una rabieta que de nada le sirvió. Reclamaba falta de Ricardo Harris sobre Bolaños y como el árbitro no la vio así, pateó el suelo y en su boca se leyó claro el “madrazo”.

Pero tras cuernos palos. Apenas se recuperaba del colerón con un trago de agua, cuando William Sunsing sacudió las redes, Campos levantó los brazos pidiendo explicaciones, mientras William corría como loco a festejar.

Minutos después el balde de agua fría. Gol de Bryce al 22. El técnico morado se llevó las manos a la cintura, dirigió la mirada a la banca y le ordenó a Jairo Arrieta que fuera a calentar.

Saprissa ya no carburaba, adelante no inquietaba y atrás la zaga daba facilidades, por eso a los 40 minutos, Jeaustin se enojó y tiró al suelo una botella de agua que sostenía en la mano derecha.

En el segundo periodo buscó corregir con el ingreso de Ever y Arrieta. Campos siguió gesticulando, gritando y viendo el juego de pie, pero el daño estaba hecho.