Mascarero de pura cepa Alejandro Arley, corresponsal redaccion@aldia.co.cr
Han pasado 61 años desde que el brumoso Guillermo Martínez hizo su primera máscara; sin embargo, la pasión y el cariño que le pone a su singular trabajo es el mismo de siempre.
“Yo quiero enseñar a otros a transmitir la tradición. Por eso, ahora doy talleres en las escuelas o los parques para que la gente aprenda y disfrute con esto que es muy tico”, dice.
Entre las cientos de anécdotas que cuenta don Guillermo, recuerda una mascarada, hace muchos años para las fiestas agostinas, que casi termina en velorio. “El muchacho que llevaba la Giganta se pasó de traguitos, y se cayó en la línea del tren. Como tenía el traje puesto, vieras lo que nos costó sacarlo”.
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Guillermo aprendió de su hermano. Alejandro Arley.
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