Se remangan la camisa en sitios conflictivos
Obra social coloca a sacerdotes en las calles
Clavados en sectores de miseria e indigencia, muchos curas desarrollan una tarea que no tiene valor económico, sino espiritual por su entrega al prójimo Esteban Arrieta Arias earrieta@aldia.co.cr Colaboraron Mariela Hidalgo y Mario Cordero, corresponsales
Sujetos de amargos escándalos en los últimos años. Acusados, algunos de ellos, de graves hechos sexuales y hasta uno imputado en un juicio por un terrible crimen.
Nada de eso ensombrece la profunda obra social diaria de muchos sacerdotes a lo largo y ancho del país, sumergidos, en no pocos casos, en infiernos de indigencia y miseria.
“Sentí miedo”, recuerda el padre Rándall Villalobos cuando le asignaron la parroquia de Los Guido en San Miguel, Desamparados. Hoy su parroquia alimenta a 200 niños diariamente y ofrece talleres capacitación a más de 10 mujeres.
Miles de pobres
Según las autoridades, en el país, el 21,2 por ciento (más de 800 mil personas) de la población es pobre, por lo que la iglesia salió a la calle.
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En Cristo Rey, San José, el padre Sergio Valverde lidera una obra social que da de comer a 7 mil personas por mes en la zona.
En La Carpio, el padre José Ernesto Ibarra no arruga la cara en su lucha diaria al lado de miles de inmigrantes nicaragüenses.
A Dios rogando
Comedores para los niños, ayuda a los indigentes, consuelo a los enfermos, catequesis, educación, en fin, toda obra social que sirva para hacer la vida más llevadera a los más pobres.
La labor, especialmente en zonas miserables, les consume jornadas de 24 y más horas.
Aparte de la caridad, las parroquias promueven capacitaciones, para ayudar a las personas a subsistir.
En esas tareas tratan de auxiliar, en sus mayores necesidades, a unos 800 mil ticos que viven bajo nivel de pobreza, según el más reciente dato del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Atienden así una directriz del arzobispo de San José, Monseñor Hugo Barrantes.
“La caridad es una de las piedras fundamentales de todo cristiano”, advierte Barrantes.
Si usted desea ayudar ofreciendo su tiempo o entregando colaboraciones económicas a los padres en su obra social, puede hacerlo llamando al 258- 1015.
Mano amiga
9 de septiembre
Cristo Rey. Se coloca la primera piedra de lo que será un albergue en seis meses. Un muñeco del Niño Dios, bendicirá la tierra.
26 de agosto
Pérez Zeledón. Los jóvenes son un grupo vulnerable, por lo que las iglesias buscan alejarlos de las drogas y otros problemas.
1 de septiembre
Los Guidos. Capacitación, para que las mujeres puedan salir adelante, cuando no tienen un compañero al lado.
1 de septiembre
La Carpio. Uno de los principales programas de las parroquias, son los comedores, para niños sin recursos.
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¿A Los Guido? “Sentí miedo”
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Villalobos dice que los ranchos de Los Guidos, le rompen el corazón, cada vez que va. Alexánder Otárola
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Miedo. Eso fue lo que sintió hace tres años, el sacerdote Rándall Villalobos cuando fue asignado como cura párroco de Los Guido en San Miguel de Desamparados.
Sin embargo, en pocos días ya había vencido el estigma, se remangó la camisa y empezó a trabajar.
Hoy día, en el comedor de Los Guido, almuerzan más de 200 niños diariamente y los talleres de belleza, repostería y manualidades, han permitido que más de 100 mujeres jefas de hogar, tengan la posibilidad de salir adelante con su propio negocio.
“Estamos muy contentos, con lo que hemos hecho, sin embargo, consideramos que hay muchas cosas por hacer.
“Cuando vine aquí, no sabía en realidad lo que era la pobreza, me asombré de ver a la gente, viviendo debajo de plástico. Eso le rompe a uno el alma y el corazón”.
A pesar de que en 17 ocasiones, la parroquia que dirige ha sido víctima de robos, Villalobos dice que no es para tanto.
“Una noche, alguien se metió a la cocina y se llevó toda la comida, al día siguiente no teníamos que darle a los niños y de un momento a otro, apareció un señor con sacos de cereal y aquello fue un verdadero manjar, porque la mayoría de los niños, nunca lo había comido. Dios no se olvidó de nosotros en ningún momento”. Para el sacerdote, la caridad es el principal vértice de la evangelización, por lo que todos los días, “salgo a caminar y a predicar”.
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Así lo manda el evangelio
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Araya ayuda a empacar los víveres. Mariela Hidalgo
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Apoyo económico a las familias de bajos recursos, preocupación por aquellas que están en riesgo social, y entrega de medicamentos.
Esas son algunas de las obras de bien social, que el cura de la Catedral de Alajuela, Marcelo Araya, promueve desde hace años.
El sacerdote indicó que en coordinación con la municipalidad, los comercios de la zona y particulares, se trata de rescatar a los indigentes de la calle, labor que considera de vital importancia.
“El evangelio nos enseña, que el cristiano debe responder ante la necesidad de los pobres. Por eso, tratamos de hacer todo lo que podamos, para ayudar a las personas que no tienen qué comer.
“Gracias a Dios, siempre hay gente dispuesta a dar una contribución y eso lo agradeceremos siempre”.
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Pastor entre inmigrantes
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“La Carpio tiene mala fama, pero la verdad no es así, es un sitio tranquilo, hay gente valiosa”. José Ernesto Ibarra, cura de La Carpio
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La pobreza no distingue fronteras y por eso, el cura párroco de La Carpio, José Ernesto Ibarra, ha redoblado esfuerzos, para ayudar a los inmigrantes nicaragüenses, que residen esta zona.
Según él, existe un estigma, “no merecido, porque aquí hay muchísima gente buena y valiosa”.
El cura indicó que el trabajo de la parroquia, comprende ayuda económica, comedores para los niños, servicios de pediatría y odontología y lo más importante, auxilio para legalizar el estatus.
“En este lugar, hay gente que tiene años de vivir en Costa Rica y a pesar de eso, no han legalizado su situación. Para nosotros, es importante que lo hagan, porque así, pueden conseguir mejores empleos, por eso, les brindamos asesoría en esta área todo el tiempo”.
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Tuvo hambre y hoy ayuda
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“El Señor lo da todo, a través de las personas que generosamente nos dan su ayuda, ya sea con donaciones, o trabajo para las obras del espíritu santo”. Sergio Valverde, cura de Cristo Rey
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“Un día, el Señor me llevó por pura misericordia a la zona roja en San José, con dos bollitos de pan y dos picheles de agua dulce. Mi idea era compartir un poco con los indigentes, lo malo fue que no me alcanzó para toda la gente que se me acercó. Desde entonces, no falto ni un solo viernes”.
Ese fue el inicio, de una “hermosa vida” para el padre Sergio Valverde de Cristo Rey, quien fundó la Asociación de Obras del Espíritu Santo, que cuenta en estos momentos, con 26 programas diferentes que ayudan a los más necesitados.
El padre Sergio sabe lo es el hambre pues, cuando fue niño, vivió de la misma caridad de la iglesia, que hoy le toca dirigir.
“Yo quiero entregar mi vida al Señor. Aquí no hay horario, ni día feriado. El hambre y las necesidades de la gente no esperan. Soy feliz así. Esta es mi máxima alegría, la voluntad de Dios me tiene acá”.
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Es el abogado de Dios en la León XIII
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“Vivo tranquilo y feliz”. Alexánder Otárola
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Cuando tenía menos de 20 años, sus aspiraciones lo llevaron a convertirse, en un joven abogado.
Sin embargo, tras ejercer durante cuatro años, decidió dejar todo atrás, para acercarse a Dios. Hoy, se siente orgulloso de decir, que es el cura párroco de la León XIII de Tibás.
“Lo que hacía antes, no me llenaba espiritualmente, con este trabajo, sí me siento bien, es lo mejor”.
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De estirpe salesiana
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Siempre conversa con los muchachos. Mario Cordero
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La suerte de conocer a un grupo salesiano cuando era joven, fue el motor que impulsó al padre Mario Rodríguez de Pérez Zeledón, a seguir el camino del Señor.
Hoy, es un entusiasta de la juventud, por lo que promueve todo tipo de actividades, para ayudar a los muchachos, a salir adelante y alejarse del mundo de las drogas y el dinero fácil.
“Es muy agradable este tipo de labor social, porque siempre siento que estoy joven, es de lo más maravilloso que me ha pasado”.
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La labor de caridad a los enfermos, es uno de los pilares fundamentales en el trabajo de los sacerdotes. Foto cortesía
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