Hay 75 investigadores privados registrados en el país
Son Sherlock Holmes a la tica ... y la infidelidad su veta de casos
Se arman con grabadoras, videos y más... para comprobar engaños y estafas Esteban Arrieta Arias earrieta@aldia.co.cr
Ellos no se tiran de helicópteros como James Bond para salvar al mundo, ni tienen pipa y lupa como Sherlock Holmes para descubrir asesinos en serie.
Sin embargo, 75 detectives ticos, armados con cámaras fotográficas y de video, radios de comunicación e ingenio, investigan, desde hace 20 años, todo tipo de casos siendo las infidelidades la principal causa por la que son contratados.
También atienden intentos de secuestro, robos de vehículos, vigilancia de menores y hurtos en empresas e incluso homicidios descartados.
En algunas ocasiones, también son contratados para salir del país y hasta reciben llamadas del extranjero para que vigilen a turistas que vienen a Costa Rica.
¢25
mil. El precio más bajo de un seguimiento diario a una persona infiel.
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El amor deja
El 90 por ciento de los casos que investigan los detectives son los que tienen que ver con asuntos del corazón.
En el negocio, los investigadores se han encontrado todo tipo de historias: mujeres que se aprovechan de la hospitalidad de sus hermanas, hombres desconsolados porque sus novios los engañan, damas con una doble y hasta una triple vida, y señores casados capaces de dejarlo todo por el amor con una persona del mismo sexo.
Las investigaciones sobre casos pasionales tienen un costo de entre ¢25 mil y ¢70 mil por día, dependiendo del grado de complejidad y de hasta dónde tengan que desplazarse los espías para obtener pruebas.
Para comprobar la infidelidad, los detectives muestran fotos, videos y grabaciones y, aunque son muy reservados, a la hora de explicar cómo se las ingenian para descubrir “a los mal portados”, reconocen que hasta tienen taxis legales que usan para hacer seguimientos en casos muy complicados.
Los detectives concuerdan que en la gran mayoría de los asuntos, se logra comprobar que engañan al cliente. Así que tenga cuidado con esas tentaciones. Alguien que pase por su lado, puede ser la persona de quien menos piense está averiguando sus secretos mejor guardados.
Tener registro
La normativa establece que todas las agencias de investigación deben estar registradas ante el Ministerio de Seguridad Pública, ya que en algunas ocasiones tratan temas más delicados como robos de vehículos y supuestas extorsiones.
Para ser investigador, según la ley, se necesita ser mayor de 18 años, aprobar el curso básico de seguridad, haber cursado el bachillerato o tener tercer año de secundaria, y contar con experiencia reconocida en el área. Aprobar el examen psicológico y un curso de 92 horas en la Escuela Nacional de Policías.
Los investigadores consideran vital la experiencia.
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“La amante de su marido era la hermana”
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Bajo el mando de William, trabajan ocho detectives y, de ser necesario, más personas. “Hay semanas en las que estamos trabajando hasta en 10 casos y otras, son muy malas”. Esteban Arrieta
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Cuando se trata de las infidelidades, no se puede confiar , ni siquiera en la propia familia. El detective William Hidalgo, de la Central de Investigadores Privados, relata una historia de engaño muy singular.
“En este negocio, uno se encuentra de todo, desde historias de infidelidad entre homosexuales, hasta casos, en los que la misma familia se encarga de hacer el engaño.
“En una ocasión, se nos encomendó vigilar a un señor por mandato de la esposa, debido a que ella sospechaba de las recurrentes salidas de su marido.
“Todo parecía normal en la casa, pero ella creía que había algo raro, por lo que se decidió contratar nuestros servicios por varios días.
“La señora no tenía sospechas de nadie en particular. Tiene una hermana con la que tenía una buena relación. Ella llegaba, saludaba, veía los niños y conversaba con ella. Nada fuera de lo normal. Sin embargo, sí iba mucho a la casa.
“Después de varios días de seguir al marido, nosotros logramos comprobar, con fotos y videos, que en efecto, la señora estaba siendo engañada por su esposo.
“Cuando le entregamos las pruebas, los dos nos sorprendimos porque la verdad, ninguno esperaba que fuera la hermana de la doña”.
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“Solo alquilaba la habitación 9 del motel”
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Rodríguez lleva más de 20 años, trabajando en el área de las investigaciones privadas. “Este negocio puede llegar a ser peligroso dependiendo del caso que se esté investigando”. Esteban Arrieta
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Róger Rodríguez, dueño de la Agencia de investigaciones privadas, cuenta una historia en la que dos cónyuges engañados se pusieron de acuerdo para atrapar a sus parejas, “con las manos en la masa”.
“Una mujer me llamó para que le siguiera al marido porque creía que le estaba poniendo “los cuernos” con una mujer casada.
“Conforme avanzó la investigación, las pruebas fueron saliendo y ella decidió ponerse en contacto con el marido de la mujer que andaba con su esposo para contarle de la infidelidad. Aunque él no le creyó en un principio, le entró la semilla de la duda y decidió apoyar a la señora. Al final terminaron, entre los dos, pagando mis servicios para que pusiéramos al descubierto a los infieles.
“Después de unos tres días de seguirlos, les pudimos tomar fotos juntos en un restaurante, pero eso no fue suficiente para los clientes.
“Ellos querían que la infidelidad se comprobara totalmente, por eso los seguimos hasta un motel.
“Cuando llegaron al lugar, llamamos a los clientes para informarles que sus cónyuges estaban en un motel.
“Ambos decidieron venirse para el motel. Cuando llegaron, se estacionaron y esperaron afuera hasta que se animaron a entrar al sitio.
“Ellos no entraron en ninguna habitación, por eso, un guarda les dijo que tenían que ingresar a un cuarto desocupado o irse.
“La señora engañada le respondió que quería entrar en la habitación número 9, que era donde estaba su esposo poniéndole “los cuernos”, ya que su marido sólo ahí podía hacer el amor como se debe.
“El guardia no los dejó entrar, pero hizo la excepción de permitirles quedarse en el parqueo. Después de un par de horas, la puerta se abrió y mejor no les cuento el escándalo que se armó”.
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“Amenazaban con secuestrar al único hijo”
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Allan Marín trabajó en la policía por muchos años, y eso le sirve para hacer su trabajo. “No es cualquiera el que puede ser investigador. Se requiere de mucha experiencia y chispa”. Esteban Arrieta
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Allan Marín, dueño de Almar Investigaciones, nos cuenta la forma en que su empresa frustró la extorsión que planeaban antisociales en contra de un joven matrimonio capitalino.
“En una ocasión, recibí la llamada de una pareja que estaba preocupada porque los estaban amenazando con secuestrarles al único hijo, si no les entregaban una suma cercana a los ¢20 millones.
“Nuestro trabajo, consistió en descubrir quién era el hampón. Lo primero que hicimos fue registrar las llamadas y determinar de dónde provenían, lo que nos permitió establecer un perímetro del lugar que se ajustaba al sitio donde vivía un exempleado del matrimonio que recientemente había sido despedido por ineficiencia.
“El hombre llamaba desde diferentes teléfonos públicos, pero siempre seguía una ruta cercana, que lo llevara a su casa.
“Con esta única pista, decidimos empezar a seguir al sospechoso para saber si él o algún compinche, estaban haciendo las llamadas para intimidar.
“No duramos mucho, porque a la segunda noche del seguimiento, el hombre llamó a la familia para concretar la extorsión, lo que él no sabía es que nosotros estábamos al otro lado de la calle y comunicándonos con la víctima”.
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A los amantes furtivos, se les descubre en dos días, dicen los detectives. Rafael Pacheco
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