Así es la vida

Déjenlos celebrar

La semana pasada hice, cual Nostradamus del balón, mis vaticinios sobre los infortunios que viviría nuestro torneo local de fútbol. De entrada pegué varios pronósticos desde la primera jornada.

Pero pasé por alto un tema recurrente en nuestro balompié: la falta de sentido común.

El gol es el objetivo máximo del fútbol, el momento anhelado, el éxtasis en el terreno de juego y en la gradería.

Por eso, cuando un jugador llega al gol número cien de su carrera, es un momento de celebración y júbilo para los que aman este deporte. Es el premio al esfuerzo y la perseverancia, la coronación a una etapa.

Eso fue lo que logró Víctor “el Mambo” Núñez el domingo pasado en Guápiles.

Pero...lejos de premiarlo, lejos de reconocer su tenacidad - muchos de esos goles los logró como suplente, robándole goles a los pocos minutos que lo ponían a jugar- el árbitro del encuentro lo castigó mostrándole la tarjeta de amonestación por su celebración merecida.

No se trata de crucificar al árbitro. Ni siquiera sé su nombre. Es más, ni siquiera es su culpa. Es culpa de las directrices absurdas que establecen sancionar a un jugador por tardar unos segundos de más o quitarse la camiseta en la celebración.

¡Déjenlos celebrar, carajo! A eso vamos al estadio, por eso lo seguimos por televisión, para ver goles y celebrarlos. Y si el que lo hizo quiere bailar “la lambada”, déjenlo. Está en su derecho celebrar su gol en este fútbol cada vez más defensivo.

Como desagravio, propongo que el árbitro le mande a “Mambo”, de regalo, la tarjeta amarilla que le mostró y que le den un aplauso en el partido, sea anoche o este domingo.