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 Nacionales Domingo 12 de agosto, 2007, San José, Costa Rica.
   

Sitio ideal por acceso al mar y poca vigilancia

Ojochal de Osa sacudido por narcotráfico

Entre Dominical y Ciudad Cortés, a un lado de la costanera, este pueblo de agricultores vio su tranquilidad alterada por decomiso de cocaína.

Hugo Solano
Alfonso Quesada


Osa -

Ubicado a unos 48 kilómetros al sur de Quepos, Ojochal de Osa pasó en poco tiempo de ser un pueblo tranquilo y dedicado especialmente a la ganadería, a otro en donde abundan los turistas, los condominios de lujo y, recientemente, la droga.

La zona dejó de ser un lecho de rosas. ¿Qué pasará en Drake y en la Península de Osa?”.

Alberto Cole Alcalde de Osa.

3.000

viviendas como la allanada el martes se han construido en el cantón de Osa.

Su pasividad rural se vio alterada el pasado martes, cuando las autoridades allanaron una suntuosa vivienda y decomisaron 1.500 kilogramos de cocaína.

Tras el operativo, cuatro costarricenses fueron detenidos y otro cómplice cayó el viernes en Heredia, vinculados con el trasiego de drogas procedentes de Colombia.

Ojochal se convirtió ahora en otro de los cambiantes poblados costeros que abunda en el Pacífico del país, que son usados como ruta de paso de la droga hacia Centroamérica, México y Estados Unidos, según admiten los altos mandos de la policía nacional involucrada en la lucha.

Allí la mayoría de sus 1.200 pobladores se dedica a la construcción y mantenimiento de más de 50 casas de lujo, levantadas por compañías que compraron las tierras a los campesinos para luego ofrecerlas a extranjeros.

Ingleses, franceses, estadounidenses y holandeses, en su mayoría pensionados, viven en lo alto de las colinas de Ojochal.

A solo dos kilómetros y medio de la Costanera Sur, tomando la primera calle a la izquierda, está la mansión que allanó la policía, rodeada de zonas verdes, desde donde se observa la costa y, al lado opuesto, las colinas con casas similares.

A la entrada, jardines con árboles de Balso, Loritos, Heliconias, Palmeras, varias especies de bambú y plantas ornamentales dan un aspecto paradisíaco a la quinta, desde donde el grupo se comunicaba con sus cómplices.

Una sala comedor con muebles de mimbre, un cuarto de luz y tres habitaciones grandes con su propio baño, lámparas con ventilador, techos finos, piscina bajo techo, sillas playeras para tomar el sol y otras comodidades, caracterizan la residencia intervenida.

Varios colombianos, hombres y mujeres en complicidad con costarricenses planeaban establecerse en Ojochal.

Pero escaparon a prisa antes del arribo de los oficiales de policía y antidrogas.

Esa acción surgió tras enterarse de que la Policía había descubierto un campamento que tenían en Matapalo de Aguirre y les había decomisado una lancha.

Los vecinos más cercanos, una pareja de adultos ingleses que habita en la misma loma, dicen que llegaron hace apenas 15 días a la zona y no tuvieron conocimiento de lo que acaecía, hasta la noche en que gran cantidad de policías y motorizados rompieron el silencio de la montaña, con el allanamiento y las capturas.

Los golpes policiales al narcotráfico de los últimos 15 meses, además de tener en común el secuestro de 46,6 toneladas de cocaína a los carteles colombianos, dejan ver que el Pacífico Central constituye la principal base de operaciones de la narcomafia.

Por encima de Limón y las fronteras de Paso Canoas y Peñas Blancas, que otrora fueron los puntos medulares en la movilización de la droga.

Tárcoles, Parrita, Quepos, Matapalo, Sierpe y Ojochal son sitios donde las autoridades incautaron gran parte de la cocaína y es allí donde pescadores y campesinos nacionales han caído en las redes de este negocio.

Una zona muy vulnerable

Los casos de droga en las montañas del Pacífico Central y Sur no son nuevos.

La madrugada del 20 de setiembre de 1986, hace ya casi 21 años, la policía encontró un laboratorio para elaborar cocaína en Santa María de Ujarraz, Buenos Aires.

Aquella vez se detuvo a quince hombres y mujeres, entre ellos siete colombianos, que contaban con químicos, una planta eléctrica e implementos para procesar la droga.

Había un camión con 87 kilos de pasta de coca y, en un galerón, había una mesa para el secado, filtros , éter y acetona y equipo de comunicación.

Tenían capacidad de elaborar mil kilos de droga por mes.

Para desarticular el laboratorio, la Policía ocupó de cuatro meses y medio de investigación que culminaron con la captura y procesamiento del grupo.

Los narcotraficantes pensaban exportar la droga.

Es el único laboratorio registrado en la historia delictiva del país y estuvo alojado en las montañas de la Zona Sur.

Las mansiones ocultas

“La gente está sorprendida y asustada. Este era un pueblo muy tranquilo, pero ahora está colmado de extranjeros y uno no sabe en qué andan”, dijo Cinthia Mora Solís, quien es directora de la Escuela Tortuga de Ojochal.

En las casas y comercios del pueblo, que contrastan enormemente con las mansiones de las cumbres, los pobladores coinciden en que fue una sorpresa lo acontecido.

Según Mora, lo exclusivo de las casas, casi ocultas en las montañas y cerca del mar, las hacen atractivas para ilícitos.

“Vemos cuadraciclos, carros lujosos, construcciones tipo chalet, restaurantes, supermercados y una gran inversión en construcciones donde campesinos y campesinas trabajan ahora en la edificación y mantenimiento de las residencias”, enumeró la educadora.

Ella da clases de Educación Física e Inglés a 106 niños, desde kínder hasta sexto grado y entre ellos hay dos estadounidenses.

Pobladores sorprendidos

Foto Flotante: 1687478

Leonel Venegas, Chofer.

Tengo cinco años de vivir en Ojochal y hasta ahora oigo algo así. Fue una sorpresa”.

Jordania Mora, Comerciante.

Aquí hay gente de todas nacionalidades y ha aumentado la venta de droga. Falta vigilancia”.

Alcides Navarro, Policía.

El golpe alarmó a la comunidad. Seguiremos alerta porque Ojochal no es una zona exenta”.

Alexánder Venegas, Constructor.

Hace un año regresé a Ojochal donde viví durante 17 años. Todo ha cambiado. No esperaba esto”.

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Para el grupo era vital que la casa tuviera vista al mar, para ubicar y dirigir las lanchas.
José Rivera.

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Entre muebles de mimbre y ratán y piso de cerámica, se contaron 1.500 kilos de coca.
Guillermo Solano, MSP.

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Como un remanso en lo alto de la montaña era la estancia de ticos y colombianos.
Guillermo Solano, MSP.

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Entre la sala-comedor y los cuartos, un patio de luz con una mesita adornaba la casa.
José Rivera.

Foto: 1687523
En lo alto de la colina está la casa, rodeada de jardines y vegetación.
José Rivera.

Foto: 1687528
El pueblo cambió en los últimos años: en lugar de ganado ahora se ven cuadraciclos.
José Rivera.

Foto: 1687566
Desde el aire la propiedad parece un diamante. Solo 3 días la usaron los inquilinos.
Guillermo Solano, MSP.

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