Lo ilógico de la infidelidad

Siempre es dolorosa y destruye hogares, pero no se castiga igual

La infidelidad en la pareja es de los temas humanos más difíciles de tratar.

Obviamente existe un contenido religioso, moral y pudoroso, pero de lo religioso no hablaremos y solo lo respetaremos.

Es difícil abordar el divorcio por muchas circunstancias: entre ellas porque se supone que nos casamos para estar juntos el resto de la vida y nos visualizamos viejitos, tomados de la mano y caminando unidos... Pero el amor no es eterno y algunos investigadores, especialmente argentinos, han tratado estas áreas con un alto nivel científico y con estudios en grupos focales.

La infidelidad ocurre tanto en hombres como mujeres, se dice que en Costa Rica, en ambos sexos, el tema está parejo y no son muchos más los hombres infieles que las mujeres.

Lo que pasa es que el comportamiento de la mujer es más “solapado”, ella es más recatada y se cuida el doble, ya que la sociedad –en medio de su machismo– estigmatiza más a la mujer que al hombre y la censura, castiga y la marca para el resto de la vida quedando como lo “peor que puede ocurrir en este mundo” y “pobrecito” su esposo o pareja por todo lo que tuvo que pasar, y lo “mal” que queda ante la sociedad.

Por eso, la mujer no solo tiene que cargar con su propia infidelidad sino con los resultados que esto le provocó a su pareja. Para la mujer, la carga pudorosa y de vergüenza la lleva a sentirse muy mal porque es la “mala” y que hizo sufrir a su “pobre pareja”.

El hombre tiene todos los derechos y permisos sociales y hasta familiares para cometer el acto de infidelidad, debe ser perdonado solo y exclusivamente porque es hombre y del hombre se espera que pueda ser infiel sin ser castigado moral ni socialmente y menos familiarmente.

La mujer tiene que esperar que alguna vez en la vida esto le ocurra, aunque cuando le pasa sienta que la vacuna que se colocó contra la infidelidad de su compañero no sirvió. Se cae la imagen que tiene de él, se viene al suelo y ahora hay que ver si se reconstruye o se queda allí.

Los estudios reportan que la infidelidad es la segunda experiencia más difícil de superar. Yo me atrevería a decir, por mi experiencia en la consulta, que nunca se supera en ambos sexos, pero que no queda más remedio que aprender a vivir con algo tan dolorosa y sí se aprende, pero me parece indiscutible que se tiene que buscar ayuda psicológica.

Razones

Las causas de la infidelidad son de lo más variadas, sin embargo, se habla de un común denominador: la pareja tiene que estar pasando por alguna situación de crisis y de conflicto para que esto ocurra, que generalmente o casi siempre la pareja tiene dificultades en la comunicación en el entendimiento en los temas relativos a los hijos, a lo doméstico, lo cotidiano y, por supuesto, en la sexualidad, entre otros temas.

Mientras más puedan conversar como adultos sobre este hecho –antes de que ocurra o cuando ocurra– así serán las consecuencias que tendrán que afrontar.

La pareja vivirá una crisis, pero como tal es capaz de ser tratada y salir adelante, se requiere de una postura humana, respetuosa del dolor ajeno, y por supuesto de asumir la responsabilidad sobre la infidelidad cometida.

Debo aclarar que es muy diferente la situación cuando nos encontramos con que uno de los miembros de la pareja es adicto a las relaciones y al sexo, ya que el tema en cuestión es la adicción, aunque provoque dolores similares. El tratamiento será siempre diferente y sí se puede salvaguardar la integridad de la persona y aprender a vivir con tal experiencia humana.