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Roberto Hansell, pescador sobreviviente “No quiero recordar mucho” Perdió a su amigo Cesario Rose cuando fue a recuperar su canalete Róger AMORETTY, corresponsal y Rodolfo MARTINrmartin@aldia.co.cr Limón. - Una amistad de 35 años se vio, inesperadamente rota, cuando ambos trabajaban en la pasión de sus vidas: la pesca artesanal en los ricos bancos ubicados al sur de esta provincia. “Yo no quiero recordar mucho. Me duele el corazón y me duele bastante. El era como mi hermano”, narró ayer, entre lágrimas, el pescador Roberto Hansell Hansell en la casa de su madre en el barrio Cerro Mocho. Este hombre, de 49 años y padre de siete hijas, se refería a su entrañable compañero, Cesario Rose Wilson, de 50 años, que falleció después de que el jueves de la semana pasada ambos habían logrado sobrevivir a un naufragio de varias horas. “A él, se le cayó el canalete al mar por lo que se zambulló para recuperarlo pero se hundió y no lo volví a ver”, recordó Hansell quien agregó haberse cansado de “llamarlo y llamarlo”, mientras tenía la mirada clavada en las “picadas” aguas del mar Caribe. Los amigos habían salido de Puerto Viejo a las 10:30 a.m. con la idea de recoger nueve “nasas (trampas para langostas) frente a Punta Uva en lo que sería un trayecto de dos horas y media. Ellos viajaban en un bote de madera con un motor Yamaha de 15 caballos de fuerza. “Había mucho viento y el mar estaba muy alto”, narró ayer Hansell quien exhibe dolorosas quemaduras en varias partes del cuerpo. Los amigos sacaron cinco de las nueves “nasas” con 30 langostas. Sin embargo, cuando trabajaban en la sexta trampa, notaron que el mecate estaba enredado en una roca por lo que amarraron el bote para remolcar y desatar la “nasa” . Sin embargo, se les volcó. Los amigos permanecieron agarrados a la quilla toda la tarde y la noche del jueves y la madrugada del viernes. Varias veces estuvieron a punto de morir porque el mar estaba tan picado que los separaba del bote. La fatiga era indescriptible. No fue sino hasta el viernes cerca del mediodía cuando el viento cambió, el mar se tranquilizó y pudieron volcar el bote. Hansell subió de primero para “achicar” el agua acumulada. Luego, lo hizo Rose a quien se le cayó el canalete cuando se disponía a comenzar a remar. El pescador desapareció, mientras el amigo quedó a la deriva y con el corazón destrozado hasta el día siguiente que lo rescataron y enviaron a Colón, en Panamá.
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