Final en Australia
Serena aplastó a la bella
Melbourne / AFP. La tenista estadounidense Serena Williams, casi imbatible al comienzo de la década y prácticamente desaparecida después durante casi dos años, dio la campanada al ganar el Abierto de Australia, por tercera vez, aplastando a la futura número 1, Maria Sharapova.
Todo el mundo se preguntaba cómo la número 81 había podido derrotar a la rusa nada menos que por 6-1, 6-2.
En teoría parecía imposible, pero la pequeña de las hermanas Williams, de 25 años, le dio una paliza en toda regla a la rusa, superada por su potencia, en apenas una hora y 3 minutos.
“Estaba muy concentrada, soy insaciable”, dijo la norteamericana, tras ganar su octavo título de Gran Slam.
Serena se puso rápidamente por delante en ambos sets (5-0 y 4-0), apoyándose en un primer servicio extraordinario, tanto en velocidad (alcanzando los 199 km/h) como en su gran efectividad (67%).
En la primera manga, sólo tuvo que afrontar una bola de “break”, presionando a Sharapova para que fallara. Lo mismo sucedió en la segunda, cuando Serena salvó el único momento delicado con un “ace” a 184 km/h y siguió ganando en su saque.
Ante el tornado de Serena, Sharapova no tuvo nada que hacer, aplastada por la presión en sus propios servicios. Pero tampoco lo hizo mal, simplemente no pudo jugar: Serena dictó el encuentro desde el primero hasta el último punto, evitando al máximo los peloteos largos.
Parecía estar de vuelta la época del “Serena Slam”, cuando entre 2002 y 2003 completó el Gran Slam. Entonces era de lejos la mejor, sólo su hermana Venus podía darle alcance y el único suspense de los grandes torneos giraba en torno a cuál de ellas ganaría.
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