Pido la palabra

El ego se pone camisa roja

Crecimos creyendo vivir en la Suiza centroamericana, cantándolo a los cuatro vientos, convencidos de ser los más educados del área.

Crecimos asegurando tener las mujeres más guapas (¡aún lo creo!), el mejor café del mundo y el paraíso terrenal, sin ejército, ni guerras, ni hambre...

Crecimos creyéndonos los más dotados con la pelota en los pies, los más técnicos, los “brasileños” del istmo, los del juego bonito, entre tantas verdades y mitos que conlleva el ser orgullosamente tico.

Lo del fútbol, entonces, “lo buenos que somos”, no es factor aislado, sino parte de ese ego nuestro que a veces mezcla buenas razones con ignorancia.

Ignoramos las bellezas naturales de Nicaragua, las mejores carreteras de Guatemala, el éxito en Italia de un delantero hondureño...

Quizás somos los mejores, si la memoria nos hace el favor de olvidar que Panamá nos ha dejado fuera de los últimos mundiales.

Quizás somos los mejores del área, los únicos con tres mundiales encima, poca cosa en todo caso, si miramos un poquito más allá.

Y, si lo somos, sale caro creérselo demasiado. Queremos ser, casi por mandato de Dios o intercesión de “La Negrita”, los campeones de la UNCAF sin hacer mucho por marcar diferencias.

Está a la vuelta de la esquina un nuevo torneo de naciones y esperamos mantener el cetro, seguir viviendo en la Suiza.