Ser bondadoso y solidario con los demás
Seamos verdaderos prójimos Mario Montes Moraga
Presbítero
La bellísima parábola del Buen Samaritano, de la cual somos testigos hoy (ver Lucas 10,25-37), nos invita a ser prójimo de los demás, a compadecernos y solidarizarnos con quienes nos necesitan, sin importar diferencias, sino más bien acortando distancias. De ser compasivos y cercanos con quienes sufren y necesita de nosotros.
“¿Quién es mi prójimo”? Para el judaísmo tradicional, el prójimo o próximo era el miembro de la familia, del clan, de la tribu, del pueblo o de la comunidad, es decir, otro judío o israelita, aquellos de la misma raza, pero todos los demás no eran prójimos.
Pero aún dentro de aquel sistema socio religioso del judaísmo, ese “próximo” debía tener ciertas condiciones especiales, para poder acercarse a otro. Por ejemplo, no debía ser impuro legalmente para que hacer “impuro” a los demás.
Lo llamativo de la parábola es que es precisamente un samaritano, odiado y considerado impuro por los judíos, en especial, por los líderes religiosos (sacerdotes y evitas), “cumplidores” de la ley, es modelo de cercanía, de misericordia y de compasión, para con aquel herido, que estaba más muerto que vivo, sin derechos, violentado en su dignidad de persona y, para colmo, abandonado por los líderes religiosos del pueblo. Este “ilegal” samaritano es el modelo de lo que significa ser prójimo.
El samaritano actuó en contra de la Ley, pero su acción supera con mucho a la Ley (podía haber sido acusado por el maestro o escriba), actuó con amor y compasión, con generosidad, con desinterés, pero, sobre todo, con misericordia.
La parábola es toda una propuesta de Jesús, de verdadera opción para los derechos humanos y la dignidad de toda persona. El Señor antepone la solidaridad que el culto o la Ley, aún más, lo importante para Jesús es atender las necesidades humanas, ya sean individuales o sociales, el reconocimiento de los derechos de las personas, en especial, de las marginadas.
Es una invitación al compromiso efectivo por los demás, en nuestras comunidades cristianas, especialmente con aquellos y aquellas que están caídos, que sufren, que son vejados o humillados. El Evangelio de hoy es toda una invitación a hacer efectiva su Palabra, la verdadera Ley de Dios.
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Jesús predicaba utilizando parábolas, es decir, ejemplos e historias que incluían su mensaje. Tomada de Internet
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