Monedas, billetes y reliquias de guerra están entre los preferidos
A punta de ingenio tienen sus colecciones
Ticos “cazadores de tesoros” realizan intercambios en San José Alejandro Arley Vargas aarley@aldia.co.cr
Cuando tuve frente a mis ojos monedas chinas con miles de años de antigüedad, medallas al valor de la batalla de Rivas, cascos alemanes de la II Guerra Mundial y el billete de un colón, comprendí que el ingenio tico para buscar tesoros rebasa fronteras.
Contactos por Internet, viajes al exterior, visitas a joyerías y tiendas de antigüedades son la llave para conseguir artículos.
Llegué a las entrevistas con algo de pena, quizás porque en mi vida lo único que he coleccionado son entradas para los partidos de la “Sele” y las del cine.
Sin embargo para un verdadero coleccionista, lo que vale es la historia detrás del objeto, según me explicaron Minor Blanco, Fernando Leitón y Gregorio Martén, miembros de la Asociación Cultural Costarricense de Coleccionistas (ACCC).
Al primero que conocí fue a Minor, llegó discreto el viernes al Parque Nacional con una carpeta. Al abrirla, muestra monedas chinas y europeas de hace siglos. Un billete del Banco Internacional de Costa Rica de la época del presidente Alfredo González Flores (1914-1917).
No muy lejos de ahí, la casa de Minor, fotógrafo de profesión, parece un museo militar. Tiene desde soldaditos de plomo ingleses originales, hasta el estatuto del ejército tico en la época del general Tomás Guardia
Balas de la Guerra del 48, espadas del siglo XIX y una sorprendente colección de medallas e insignias alemanas de la Segunda Guerra Mundial dejan boquiabierto al cualquiera.
Mi recorrido termina en Heredia, en la casa de Gregorio. Informático por fuera, su pasión por los billetes se desborda luego de unos segundos de conversación.
De 50 céntimos de ¢1, ¢5, ¢10, ¢20... cualquiera, los tiene todos. También colecciona monedas, una de las mas sorprendentes es el medio real del siglo XVIII.
Lo ayudan
Minor Blanco, es el presidente de la ACCC. Asegura que ellos asesoran a cualquier persona para que inicie una colección o enriquezca la que ya tiene. “Nuestro objetivo es ayudar a que la gente disfrute”, dijo.
“Dicen que somos unos obsesivos”
Entrar a la casa de Fernando Leitón, en San José, es como ver una película a color de los conflictos armados más importantes de la historia patria y universal.
Cascos de soldados, uno con balazo incluido, medallas, botones de uniformes, espadas, miniaturas y fotografías antiguas conforman una gran colección que le ha costado 30 años de esfuerzo.
Leitón es un fotógrafo de 49 años. Empezó coleccionando monedas cuando estaba en la escuela y luego empezó a guardar balas de la guerra civil de 1948.
La constante referencia del cine y la televisión a los conflictos armados aumentó su delirio por los objetos relacionados con las guerras.
Como buen coleccionista, es celoso al decir cómo consigue tantas cosas, pero admite que Internet, catálogos y la investigación diaria juegan un papel determinante.
“Uno tiene que leer mucho, buscar gente, investigar dónde pueden estar esos objetos. Por eso nos dicen que somos obsesivos. Eso sí, todo es legal”, afirmó Leitón.
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Papá, mamá, Saprissa y billetes
Afirma que coleccionar billetes es una pasión, pero dice que también aprendió a desprenderse de ellos cuando es necesario.
Gregorio Martén, vecino de Heredia, tiene billetes costarricenses antiguos, sin una sola arruga.
A sus 38 años, Martén posee un negocio de venta y reparación de computadoras.
Su afición es tan grande que bromea con ello. “Creo que mis primeras cuatro palabras fueron, mamá, papá, Saprissa y billete”, comentó.
Su padre le dio las primeras monedas cuando era un escolar. “Eran de varios países, yo hasta las clasifiqué por colores”, recordó.
“Al principio era muy fácil porque a uno le regalaban los billetes. Luego hay que investigar mucho para encontrarlos”, añadió.
La participación en las reuniones de la ACCC, también le permiten ver billetes de otros coleccionistas y hacer intercambios o compras.
Otra de las aficiones de Martén es coleccionar arte. Su casa tiene pinturas en casi todos los pasillos.
“Cuando uno disfruta de esto, ve un objeto cuántas veces quiera y siempre le parece fascinante”, dijo.
Gregorio indicó que coleccionar billetes le ha permitido aprender sobre economía, historia de Costa Rica, de los bancos, presidentes, y técnicas de fabricación de los billetes y las monedas.
“Uno aprende mucho y recibe ayuda. Todos mis amigos saben de esto”, concluyó.
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Fue hasta Turquía a buscar
Él no sabía hablar turco ni el turco sabía hablar español o inglés. Así que a punta de señas y pesetas ticas se pusieron de acuerdo.
“No nos entendíamos, se las mostré y le brillaron los ojos. Al final él se las dejó y yo conseguí las que quería”, recordó.
Minor Blanco, arquitecto de 48 años y especialista en antigüedades, contó que a los 9 años su papá le regaló un frasquito con monedas y le pegó “el virus” de coleccionar.
Sin embargo fue en el 2003 cuando empezó formalmente a investigar y buscar las monedas y billetes.
“Internet abrió el mundo para los intercambios, compras y ventas”, detalló.
Para Blanco, el valor de los objetos está en la historia que encierran y no en lo material.
“Soy un cazador de tesoros, pero contrario a lo que la gente cree, no todo lo antiguo es caro”, explicó.
Para la gente que está empezando a coleccionar cosas, Blanco recomendó que se acerquen a la ACCC y reciban información.
El grupo brinda asesoría en cuanto al tema legal, cómo identificar que las piezas sean auténticas y sobre todos los cuidados para los artículos.
Quienes quieran, pueden contactarlos al 870-8520 o visitar la página www.clubcoleccionistascr.com/smf, diseñada para intercambios.
“Todos tenemos el virus, pero hay gustos variados. Desde lo que hacemos nosotros hasta coleccionar autos”, dijo.
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Un billete tico del siglo pasado es un verdadero tesoro para Minor Blanco, especialista en antigüedades. José Rivera.
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Monedas costarricenses y extranjeras, de varias denominaciones y años, están entre las antigüedades más valoradas por los coleccionistas.
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La próxima reunión de la ACCC es el 28 de julio en el Oulet Mall de San Pedro. Ayer hubo una en ese sitio. Valeria Bermúdez.
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