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 Nacionales Domingo 29 de julio, 2007, San José, Costa Rica.
   

El día en que la tierra retumbó

Hace 39 años el Arenal despertó furioso

En 1968 el coloso de San Carlos acabó con la vida de 78 costarricenses, 6.000 tuvieron que ser evacuados y provocó daños por unos ¢35 millones

Édgar Chinchilla
Érick Carvajal M.

Eran las 7:30 de la mañana del 29 de julio de 1968 cuando la tierra retumbó y del Arenal brotaron serpentinas de fuego que acabaron con la vida de 78 costarricenses y obligó a la evacuación de unas 6.000 personas.

Muchos habitantes de La Fortuna, Pueblo Nuevo, Tabacón y El Castillo trabajaban en las cosechas y alimentaban el ganado cuando la lava, las piedras y los gases los sorprendieron.

Solo en el caso de Costa Rica, los desastres le han costado al país en el caso de Costa Rica, los

Nombreashdaksjga Cargo

7.000

años, según los expertos, tiene el volcán Arenal de registrar actividad.

30

erupciones y sismos diarios, en lo que va del año, registra el volcán Arenal.

21

hectáreas de vegetación fueron destruidas por una erupción en el 2001.

Larga historia

En el libro “El Volcán Arenal”, de Jorge Rolando Molina, se anota una erupción ocurrida en 1906, de la cual no hay mayores datos.

Todo fue rápido. La muerte pasó por las laderas del volcán, llevándose a su paso seres humanos, animales y vegetación. No respeto nada ni a nadie.

La temperatura subió hasta los 50 grados centígrados. Muchos murieron por los gases y otros quemados por la lava.

En cuestión de segundos, la erupción se extendió dos kilómetros a lo ancho y cinco a lo largo. El Arenal había despertado.

Llanto y conmoción

El 30 de julio, un día después de la erupción, alas 6 a.m., en Pueblo Nuevo, fueron hallados los primeros 13 cuerpos.

De emergencia se abrieron albergues en Cañas y Alajuela. Los habitantes de La Fortuna se ubicaron en la escuela Juan Chaves.

El miércoles 31 de julio, al mediodía, el presidente de aquel entonces, José Joaquín Trejos Fernández, decretó tres días de duelo y emergencia nacional.

Pero la tragedia no había pasado. El Arenal seguía despierto.

Ese mismo día, a 1:30 de la tarde, se produjo una segunda erupción. El estallido acabó con la vida de 10 rescatistas y otros 20 resultaron heridos.

El volcán lanzó piedras que llegaron a cuatro kilómetros de distancia y cayeron a una temperatura de 800 grados centígrados. La ceniza llegó hasta Liberia.

Arrasados

El primer recuento es fatal. Los pueblos de Tabacón, Pueblo Nuevo y El Castillo habían sido arrasados. Unas 30.000 reces murieron, dejando pérdidas por ¢35 millones.

Las ayudas humanitarias llegaron a la zona procedentes de toda Centroamérica. En la provincia de Limón, por ejemplo, realizaron una maratónica en donde recolectaron ¢10 mil para ayudar a los damnificados.

Debido a lo difícil del acceso, muchos de los muertos fueron sepultados en las faldas del volcán, en fosas comunes.

Familias enteras, niños, mujeres y gente trabajadora, hace 39 años fueron víctimas de la furia del volcán Arenal.

Sonaban como bombetas

Foto Flotante: 1673852

Isaías Obregón Obregón, de 61 años, vivió el momento de la tragedia en la comunidad de El Castillo.

Obregón recordó ayer que la noche antes de la erupción pasó temblando.

Al otro día, estaban como a 100 metros de la casa, trabajando, cuando escucharon el estruendo. “Era como escuchar un avión, como escuchar las bombetas de un turno”, dijo.

Corrieron a la casa. Tenía 22 años. Cinco familias más se refugiaron con ellos.

Quedaron aislados. Por tres días escuchaban las noticias por radio y los daban por muertos.

El miércoles los encontraron. Llegaron la Comisión Nacional de Emergencias en ese entonces y la policía (conocida en aquel entonces como “el resguardo”). Un jueves las familias fueron evacuadas.

Era una escena terrible

Foto Flotante: 1674111

Manuel Hidalgo Alfaro, de 78 años, era el dueño del único comisariato en la zona. A la mayoría de las víctimas las conocía por su trabajo.

“Murieron familias enteras. Casi todos llegaban a comprar al comisariato”, comentó Hidalgo.

Él prestó el único chapulín que había en la zona, para sacar los muertos. “Son escenas que nunca olvidaré: niños inocentes sin vida, familias enteras abrazadas y fallecidas por los gases, fue algo terrible”, dijo Hildago.

En el cementerio tuvieron que hacer una para echar y tapar a las decenas de muertos. “En ese momento la tierra no valía nada. El precio lo ponía el que llegaba a comprar. Se vendía hasta en ¢25”, dijo.

Tristes recuerdos

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En fosas. Pocas personas fueron enterradas en ataúdes, la gran mayoría de las víctimas, en fosas comunes.

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Desértico. Luego de la erupción, las zonas aledañas al coloso quedaron desérticas. La naturaleza completamente quemada. La vida dejó de existir cerca del volcán Arenal. Reproducciones: Édgar Chinchilla.

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Fuerte impacto. Grandes piedras dejaron enormes huecos a varios kilómetros de distancia.

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Triste trabajo. Luego de la tragedia, muchos se dieron a la tarea de recoger los cadáveres.

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Inocentes. Decenas de niños murieron afectados por los gases o la temperatura.

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Reproducciones: Édgar Chinchilla

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