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 Nacionales Domingo 29 de julio, 2007, San José, Costa Rica.
   

Romeros del Sur hoy pasan el Cerro de La Muerte

Con las pilas puestas desde San Vito

Salieron de su tierra la madrugada del 25 de julio y el recorrido culminará el próximo miércoles a los pies de “La Negrita” de los Ángeles

Hugo Solano
Colaboró Alejandro Arley,

Pérez Zeledón - Más de un centenar de caminantes abandonaba ayer a las 4 a.m. el refugio de La Fortuna en San Pedro de Pérez Zeledón para continuar la travesía que comenzó el miércoles 25 en San Vito de Coto Brus.

Aunque llevan más de 100 kilómetros recorridos, el sueño no los vence.

Hoy se enfrentarán al Cerro de la Muerte, con la misma emoción con que salieron.

En medio de la oscuridad y el frío, me contaron que prefieren aprovechar el “fresco” de la mañana para avanzar y antes del mediodía ingresan a a los albergues donde reponen fuerzas.

Algunos de los que conocí son primerizos, otros, más expertos, participan desde hace muchos años en esta romería desde San Vito, instituida en 1986 por María Esther Elizondo.

Acompañados por el sacerdote Emiliano Gamboa, párroco de Río Claro de Golfito, los peregrinos alimentan su fe con oraciones y la celebración diaria de la eucaristía.

Duro trayecto

El primer día fue el más pesado para los caminantes, pues recorrieron 46 kilómetros de San Vito a Paso Real, y de ahí hasta Santa Marta (38 km) para salir hacia La Fortuna ( 28 km).

Ayer avanzaron 25 más, de La Fortuna a la Casa Sinaí, ubicada en Pérez Zeledón.

Según Robert Blanco, la organización comienza desde dos meses antes para que los romeros cuenten con todo lo necesario como vehículos que les llevan el alimento, asistencia de la Cruz Roja, un tráiler para cargar equipaje y buses para el regreso.

A la altura de Pacuar, me topo a don Marvin Zamora, mecánico agroindustrial de 31 años, quien camina concentrado mientras en el horizonte se asoman los primeros rayos del sol.

“Voy a pedirle a Dios, por intercesión de la Virgen, que ayude a mi hijo Marvin, de nueve años, quien tiene un soplo en el corazón”, dijo.

Como en años anteriores, no faltaron los “guayaberos”, gente de más experiencia cuya misión es atender a los rezagados.

Todos los peregrinos que entrevisté coincidieron en que una sensación les invade desde que observan la ciudad de Cartago, al bajar el Cerro de la Muerte.

La emoción se acrecienta cuando distinguen la cúpula de la basílica y es cuando sienten que sus fuerzas espirituales se renuevan, señaló Gilberto Méndez.

En San Isidro de El Guarco, Cartago, el grupo espera a los que se han ido quedando atrás, para ir como una familia.

“Surge como una explosión de júbilo y sensaciones que se conjugan al ver la imagen de la Virgen”, manifestó Magaly Muñoz, de 23 años, vecina de Buenos Aires, quien dice que todos lloran.

“Ante Ella los dolores se olvidan”, señaló Emiliano Gamboa.

Sacramentos en el camino

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Además de la misa diaria, los romeros de San Vito reciben el sacramento de la reconciliación (confesión), algunos mientras caminan y otros cuando se detienen para reponer fuerzas en los albergues.

El sacerdote Emiliano Gamboa les ayuda, además, en la asistencia con desayunos, almuerzo y masajes para aliviar los músculos.

El presbítero expresó que la romería constituye una experiencia personal.

“Unos agradecen a Dios en la figura de su madre y otros claman por ayuda personal, pero a todos los une el espíritu de fe en los favores que Dios concede por intercesión de María”, afirmó.

Oriundo de Quepos y con casi 12 años de sacerdocio, al inicio solo asistía a celebrarles las misas, pero se integró después a las caminatas.

“No somos nada ante su grandeza”

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Álvaro Cambronero ha participado durante más de diez años en las romerías desde San Vito de Coto Brus, pero en esta ocasión será diferente: dice que su promesa lo llevó a devorar cien kilómetros más que el resto del grupo.

Indicó que es algo muy personal y por eso prefiere no revelarla.

Don Álvaro es un humilde agricultor de 49 años, vecino de Siete Colinas de San Vito.

Aunque sabe que el cansancio es mayor, fue de Paso Real a San Vito, dando la vuelta por Palmar Norte, Ciudad Cortés y Ciudad Neily, para luego unirse al grupo y seguir hacia la basílica de los Ángeles, Cartago.

Casi extenuado, dijo ayer que todo lo hace por su gran fe en “La Negrita”.

Durante una década hizo la romería con la gente de San Vito y esta vez la amplió “como un reto de fe”.

Según él, lo que más le complace es ayudar cada día a quienes necesitan apoyo en el camino.

Después de eso, la entrada a Cartago y a la basílica lo llenan mucho.

“No somos nada ante su grandeza”, dijo, refiriéndose a la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica.

Marvin Rodríguez, un vecino, es su compañero de viaje.

Milagro en el paso del huracán “César”

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Hernán Quirós, trabajador de mantenimiento de equipo de oficina y parte de la organización, recordó como uno de los mayores milagros cuando el huracán César golpeó la zona, en 1996.

Está convencido de que “La Negrita” los salvó de una la tragedia.

“Ibamos unas 100 personas a pasar la noche en la escuela de Santa Ana y, cuando llegamos, en medio de un gran aguacero, no se pudo encontrar las llaves y tuvimos que ir a la escuela México, en Las Mercedes de Pérez Zeledón.

Poco después supimos que las lluvias eran producto del huracán César y que la escuela Santa Ana, el puente y el salón comunal habían sido arrasados por las aguas.

Ninguno de nosotros podrá olvidar jamás cómo la Virgen de Los Ángeles nos salvó”, recordó entre lágrimas.

Aunque padece de las rodillas dice que prometió participar en la organización y ayuda para en esta romería que muchas veces realizó a pie y ahora hace en recorridos parciales, atendiendo a la gente hasta donde sus piernas se lo permiten.

Aquella vez se interrumpió el paso hacia San José y hacia San Vito, por lo que la romería terminó allí para ellos.

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Teófilo Pineda, pala en mano, vio pasar a los romeros de Coto Brus, en las Mercedes de Pérez Zeledón, a las 5 a.m.
Rafael Pacheco.

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Grupo de romeros de San Vito de Coto Brus, al pasar por Las Brisas de Pérez Zeledón. Eran las 5:45 a.m.
Rafael Pacheco.

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Juan Gutiérrez es uno de los de mayor edad en el grupo. Ayer a las 7:35 a.m. caminaba a paso firme.
Rafael Pacheco.

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