Eliminados de la Copa de Oro

Morimos con las botas puestas

México no tiene mucho, pero ganó con mejor banca y las expulsiones costarricenses

Houston, EE.UU. Después de lucharla, partirse el alma, de jugar contra el estadio, contra la expulsión que Alemán propició infantilmente y el árbitro precipitó.

Después de paradones de Porras, de cierres a puro corazón de Cordero, de pelearla hasta el final con nueve hombres, Costa Rica está fuera de la Copa de Oro.

México no mostró ser más, pero tuvo más banca, más gente en las gradas y, sobre todo, menos tarjetas en contra. Un hombre más, vestido de amarillo, decían algunos periodistas hondureños.

La Tricolor había cambiado su formación. A falta del “Paté”, recurrió a un mediocampo de seis hombres, cuatro bien plantados (Wallace, Azofeifa, Barrantes y Núñez) y dos para ir al frente, en ocasiones como delanteros (Alemán y Gabriels).

A Saborío lo mantuvo adelante. No tenía porque cambiarlo, aunque en Costa Rica, según entiendo, ha sido blanco de las críticas. El delantero había hecho bien su trabajo de “pivote”, pero una opción perdida por partido parece provocar que nadie le reconozca nada en los 90 minutos. Ayer le tocó pelear solo, tirado a la guerra. Ganó muchas contra el mundo, aguantó la embestida rival, aunque se le fue una que pegó de zurda por fuera.

La Tricolor, que logró algunas aproximaciones, sobre todo con Núñez, pronto perdió la iniciativa y la mayoría del tiempo se jugó en terreno tico. México tampoco logró en el primer tiempo una sola opción clara de anotar.

La Tricolor se fue llenando de amarillas. A los 17 minutos ya estaban “pintados” Badilla y Jervis; se les sumó Alemán. No dejaba de ser peligroso en un partido que parecía ir para largo. No fue necesario esperar tanto. Alemán se ganó la segunda amarilla por reclamar antes del descanso.

Una vez vista la roja, el delantero le puso al árbitro cara de “¡por favor, perdóneme! Ya para qué. La novatada estaba. Con un estadio lleno de mexicanos y sentenciado, tenía que dejar el reclamo a otros. El árbitro fue demasiado… digamos “drástico”, pero Alemán también se lo permitió. De esa ni Quintavalle lo salvaba.

En la segunda parte, México comenzó a encontrar esos espacios por las bandas que no habían hallado en el once contra once. Ahora sí, Guardado y Medina empezaron a lanzar sus centros. Ahora sí, empezaron los despejes de último momento, los cierres de Cordero (¡se jaló un partidazo!) los estironazos de Porras para manotear los centros, el olor a gol, los mexicanos en las gradas por fin envalentonados con el ¡México, México! se hicieron sentir.

Costa Rica se entregó, Porras echaba mano a su maña para bajarle el ritmo al juego, pero los laterales de México, Medina y Guardado, se convirtieron casi en delanteros (para sumar cuatro).

Hugo Sánchez, en cambio, miró a su banca: ¡mirá! Cuauhtémoc. El 10 no hizo mucho, más allá de un susto del que se encargó Porras. Más efectivo fue el “Bofo” Bautista, incluido de relevo en tiempo extra, el hombre que asistió a Borguetti en el gol.

En definitiva México no está mucho mejor que Costa Rica, hasta pudo quedar fuera si entra el cabezazo de Badilla casi al minuto 90 o el otro en tiempo extra que pudo obligar a los penales. Pero no, México está semifinales. Y a Costa Rica no le queda más que consolarse con haber muerto con las botas puestas.

Momentos del juego Primera roja La expulsión del atacante, Allan Alemán, ya estaba consumada y las protestas no se hicieron esperar. El pequeño jugador fue a reclamar cuando ya tenía la preventiva de amarillo. Sacrificado Fue uno de esos partidos en que Saborío recibió la marca agresiva de los mexicanos, quienes lo anularon a patadas. Lejos Las llegadas ofensivas de la Tricolor no fueron constantes ni mucho menos letales. En la Copa de Oro el gol pasó de lejos. Lo intentó El tico Andrés Núñez buscó sumar en ataque por su banda izquierda, pero la marca del mexicano Alberto Medina trató de ponerle freno.