La pura verdad

El día después...

La Sala IV, el máximo tribunal constitucional del país, le da vía libre al trámite legislativo del TLC.

¿Desconocerán ahora los del “referéndum de las calles” las decisiones constitucionales?

Lo mejor de la marcha anti-TLC: el país ni se inmutó.

Todo el sector empresarial, pequeño, mediano, grande; todo el sector institucional –hay decenas de miles de burócratas hastiados de los cantos de sirena de los dirigentes– siguió en sus actividades.

Ejemplar la conducta de una vasta mayoría de docentes y educandos que continuaron sus tareas con toda normalidad.

Noble respuesta, esta de nuestro pueblo, a vividores de la política y del sindicalismo.

Por cierto, de la tarima principal y de los discursos fumigaron a los albinos y demás congéneres.

¿Estrategia, cálculo, despiste? Vaya usted a saber.

Pero el desgaste de esos dirigentes nadie lo quiere cargar.

Ese muerto no lo cargo yo...

Pero, ¡oh míseros de nosotros!, la estrella de la pasarela: un expresidente en cuyo mandato el país colapsó...

Y, en el éxtasis de la gesta heroica de la marcha, la diputada regaetonera se mandó a pista.

¡Sepamos ser libres!

Un sindicalista, agresor de medios, quiere congraciarse con la prensa. A este lobo hay que andarle de larguito.

Y, dicho sea con todo respeto, el Rector del Tecnológico debe tener cuidado de no hundirse más en el pantano de la desestabilización del país al que quieren arrastrarlo ciertas gentes a su lado.