Quinto domingo de Pascua
Amémonos unos a otros Mario Montes Moraga
Presbítero
San Juan nos cuenta que Jesús, en su última cena pascual, se despidió de sus discípulos y les lavó los pies en señal anticipada de su muerte, en gesto de servicio (Jn 13,1-17).
Y anunció la traición de Judas (Jn 13,18-30) y la negación de Pedro (Jn 13,36-38).
Fue en el marco de esta cena de despedida que, al salir el traidor, Jesús anuncia su glorificación, es decir, su muerte y resurrección (Jn 13,31-32).
Luego les dijo: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros. Así como yo los he amado, ámense unos a otros. En esto conocerán todos que son mis discípulos: si se tienen amor los unos a los otros” (Jn 13,34-35).
El Evangelio de Juan nos enseña que este amor mutuo es el distintivo de todo cristiano. Un amor que tiene como modelo el amor de Jesús, manifestado a lo largo de su vida terrenal con los suyos (Jn 13,1-2), al lavarles los pies, como anticipo de su muerte, en la cual entrega su vida (Jn 13,15). Este es el mandamiento que Jesús recibió del Padre (Jn 10,18).
En este Quinto Domingo de la Cincuentena Pascual, este Evangelio puede ser todo un programa de comunión eclesial, de amarnos verdaderamente como Jesús lo desea en su testamento de despedida.
Este amor viene de Dios y viviéndolo entre nosotros, manifiesta a la Iglesia como el auténtico Pueblo de Dios, que celebra este amor de Cristo en la Eucaristía, banquete de hermanos.
Quiera Dios que no se quede en simples y bonitas palabras, sino que lo llevemos a la práctica de las mil formas con que podamos vivirlo todos los días los discípulos del Señor.
|