Historial

3 de mayo, 2007

Contra todos los pronósticos médicos, Elber Solano, único sobreviviente de la tragedia en Químicos Holanda, dejó el albergue del INS, donde estuvo internado.

13 de diciembre, 2006

Una explosión, que causó un incendio sin precedentes en la historia del país, dejó como saldo tres personas heridas, en las instalaciones de la empresa Químicos Holanda, en Limón.

Un día que nunca olvidará

El 14 de diciembre era un día normal de trabajo. Elber Solano se levantó como siempre, desayunó y se fue al trabajo. Al salir de su casa sedespedió de su esposa Mileydi Vega, y de sus hijos Kendrick, de 8 años, y Kianny, de año y seis meses.

Le faltaba poco para llegar a la planta Químicos Holanda, donde tenía tres años de trabajar. De pronto un amigo, que viajaba en carro, se detuvo a su lado.

“Mirá, anoche tuve un sueño, tené cuidado hoy. Si querés te llevo”, recuerda Solano que le dijo.

Como era su rutina, Solano desayunó, otra vez, y se fue a la zona de carga.

Estaban llenando un camión cuando sucedió la explosión. Sintió una fuerza que lo levantó en los aires.

“En ese momento, lo único que sentí fue que la cara se me hizo para dentro. Luego vi que se me estaba quemando el brazo”, comentó Solano.

Luego, un amigo le gritaba que corriera. Se levantó y empezó a correr hasta que fue auxiliado por la Cruz Roja.

En ese momento, empezaba la segunda pesadilla para Solano. Tratar de sobrevivir.

A su familia, los doctores les dijeron que fueran preparando todo para el funeral. “Dios tiene un plan para todos. Ahora tengo que dar testimonio, ya que gracias a los doctores, enfermeras y Dios, estoy con vida”.

“Es como una pesadilla”

Como una pesadilla catalogó Mileydi Leiva los últimos cinco meses, luego del incendio en la fábrica de Químicos Holanda; durante el siniestro su esposo Elbert sufrió quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo y sobrevivió al desastre.

“Gracias a Dios, él está mucho mejor, está excelente, ya puede caminar y a principios del mes de abril los médicos le realizaron el último injerto de piel. Estamos deseando que lo manden para la casa y me pidió que mi mamá le hiciera una sopa que es lo que más le gusta”, comentó ilusionada.

“Se oyeron los bombazos y la gente corrió”

A Gerardo Cerdas, de 18 años, el incendio de la fábrica de Químicos Holanda lo sorprendió en la cama. “Yo estaba dormido, sólo se oyeron los bombazos, y toda la gente empezó a correr, se sentía el calor, como si se nos estuviera quemando la piel”.

Hoy, casi cinco meses después, con una sonrisa en su rostro explicó que el 13 de diciembre del 2006 fue un día para olvidar.

“El fuego venía quemándolo todo, los árboles, las palmera, todavía hoy no tienen pipas. Nos sacaron de la casas, pero nos metimos por miedo a los ladrones”, comentó Cerdas.

En las puertas del infierno

“Sólo recordarlo da miedo, era como estar a las puertas del mismo infierno. Yo salí corriendo, de lo poco que recuerdo es que me desmayé”, narró Damaris Barquero.

Según Damaris, 15 días después de la explosión todavía el olor a químicos era muy fuerte. “Aún hoy, tanto tiempo después, cuando llueve se alborota el mal olor. El agua sabía muy mal, y fue cuando la cerraron y la repartían con un cisterna”.

“A mí se me afectó la vista, no puedo decir que fue por los químicos, pero yo creo que sí. Además me canso mucho, tengo que ir al hospital a que me revisen”, comentó muy preocupada por su salud.

El Ministerio de Salud realiza análisis cada dos meses.