Mauricio Mora, Fabricante de rompope nacional

Con sabor casero

Es 100 por ciento natural y contiene la esencia de un par de semillitas que no son de Tiquicia, pero que hacen la diferencia

Quién diría que el rompope que preparaba doña Mercedes Estribi, una panameña que vivió en las tierras del sabanero, Guanacaste, estaría en los estantes de algunos de los supermercados de nuestro país.

Y más aún que estaría su rostro estampado en botellas y bajo el nombre de “Ronponche doña Merce”.

El dueño de la idea es Mauricio Mora, el papá del Gabriel Alonso, un bisnieto de doña Merce. Mauricio decidió emprender el negocio con la idea firme de brindarle un mejor futuro a su pequeño.

Este sueño se concretó hace un año y él asegura mantiene la receta original. Tan solo fueron alteradas las dosis de los ingredientes para poder hacerlo en grandes cantidades.

En la olla, doña Merce, no agregaba preservantes pero sí un poco de ron y sin duda el ingrediente secreto: dos semillas que no son originarias de Costa Rica.

Cientos al día

La fábrica de Mora está en Pavas y ahí se producen unas 500 botellas al día para ser distribuidas en el comercio.

Lamentablemente, la vida no le permitió a él conocer a doña Merce en persona, pero –según le han comentado– el rompope que hacía era muy apetecido y esperado por la familia en ocasiones como cumpleaños, aniversarios y por supuesto, cada Navidad.

Asegura que a la hora de comercializar el producto tuvo que bautizarlo como “Ronponche” y no rompope como se conoce en Costa Rica por un asunto empresarial, pues en Centroamérica es reconocido con ese nombre.

La intención a corto plazo de este joven empresario es sacar la bebida de nuestras fronteras y posiblemente el próximo año Panamá será el primer país en tenerlo.

Y es que la idea de montar el negocio no fue algo antojadizo, pues antes de echarse a la “pista” estudió el mercado para conocer el público.

Afortunadamente, contó con la experiencia de 15 años como gerente comercial en el área de supermercados, en una compañía relacionada con la producción de café nacional.

“Me encontré con pocas opciones en el mercado y pensé en los que desean llevar a su casa un rompope, sino igual, muy parecido al que hacen las abuelas”.

Tan solo, dice, tienen que probar una copita, saborearla y por qué no, imaginar que la misma doña Merce hizo el rompope en el fogón de su casa, allá en Guanacaste.