En el 2006, 325 adultos y 17 niños recibieron órganos donados

Un nuevo corazón late en el país

Descoordinación y escasez de donantes dificultan que más personas se sometan a trasplantes, como lo hizo María de Los Ángeles Castillo

María de los Ángeles Castillo Alemán, de 42 años, recibió un corazón nuevo. Así, la vida le dio una segunda oportunidad a ella y el programa de trasplantes de corazón en el Calderón Guardia empezó a latir.

Castillo, vecina del centro de Limón, estuvo cuatro horas en el quirófano, que comenzaron el día 30 de agosto a las 9 p.m. y terminaron al día siguiente a la 1 a.m.

Los especialistas comenzaron realizándole un corte en el esternón, le abrieron el pecho y la conectaron a una máquina que cumple la función de pulmón-corazón.

Luego, le extirparon el órgano, excepto la pared posterior del lado izquierdo, donde desembocan las venas pulmonares y la vena aorta. Posteriormente, le colocaron el nuevo corazón conectando los vasos sanguíneos para que la sangre comenzara a fluir.

El trasplante fue un éxito. En ese momento, tenía colocados unos electrodos para prevenir un rechazo.

Cuando la sangre se recalentó, los cirujanos la desconectaron de la máquina y le colocaron sondas en la cavidad toráxica para drenar la sangre residual por si ocurría alguna acumulación; al siguiente día, se las retiraron.

Finalmente, el médico cerró el pecho de María de los Ángeles con alambres de acero.

“Gracias a Dios, me sentí muy bien cuando entré al quirófano y, después de la cirugía, lo primero que hice fue dar gracias a los doctores que me atendieron muy bien”, comentó la paciente.

Las barreras

Si bien los trasplantes son bien vistos en el país, la descoordinación y la falta de donantes son algunos de los obstáculos a los cuales se enfrentan los médicos.

Gerardo Mora, director de Cirugía del Hospital Nacional de Niños, explicó que se debe establecer un sistema en que los potenciales donadores no se desperdicien y los órganos que están en un hospital puedan ser usados en otro cuando se requiera.

Por su parte, María Amalia Matamoros, directora del Centro de Trasplante y Cirugía Hepatobiliar, afirmó que otra de las barreras es que la gente no manifiesta en vida su deseo de ser donador, lo cual dificulta la labor cuando la persona fallece.

Si su voluntad no está claramente expresada, los familiares del fallecido no pueden cumplir su voluntad y, al solicitar los órganos, se entraría en conflicto con la familia, añadió Matamoros.

No obstante existir una ley de trasplantes que en su artículo 11 establece que toda persona, al solicitar la cédula o al renovarla, debía llenar un formulario donde manifiesta su consentimiento u oposición a donar sus órganos cuando muera, Matamoros sostiene que la ley es “un poco antigua” y que la aplicación de ese artículo no aumentaría la cantidad de donadores.

Mora Badilla agregó que aplicar ese artículo sería muy costoso, pues habría que armar una base de datos y actualizarla semanalmente. “Y eso requeriría una gran inversión de tiempo y personal humano”, indicó.

El panorama

En nuestro país se realizaron en el 2006,150 trasplantes en mujeres y 175 en hombres.

En el caso de los niños, en el 2006 se practicaron 17 trasplantes y, en lo que llevamos del año, 11.

Los más frecuentes son los de córneas y riñón. El año pasado, se efectuaron 165 del primero y 126 de segundo.

“Es un tratamiento aceptado para tratar una enfermedad terminal y es eficiente. Además, hacer un trasplante cuesta mucho menos que tener a un paciente con tratamiento durante mucho tiempo, porque reduce costos y el paciente se reintegra a la sociedad”, manifestó.

Gerardo Mora, manifestó que en el país los trasplantes deben verse como la primera solución a la enfermedad del paciente y no la última de las salidas.

Un muchacho de 17 le dio la vida Hace 16 años, Blanca Vega tuvo la oportunidad de seguir viviendo gracias al corazón de otra persona. Ella fue la primera mujer en el país que recibió un trasplante de corazón, el 4 de julio de 1991 en el hospital México. “Tuve tres infartos en un año, provocados por una miocardiopatía isquémica, por lo cual solo se movía un músculo”, contó Blanca. Su padecimiento le fue detectado cuando tuvo el tercer infarto, en 1986, y debió esperar cinco años para someterse al trasplante. “Desde el primer momento el doctor Longino Soto me dijo que se estaba preparando y que si no era la primera paciente trasplantada sería la segunda, y así fue, no se olvidó de mí”, afirmó. Blanca recuerda que estaba en el hospital México cuando le comunicaron que había un donador. “Era un muchacho de 17 años que había fallecido”. Ella permaneció un mes en el hospital y se recuperó satisfactoriamente de la operación. “Después del trasplante, no volví a tener ningún padecimiento cardiaco y me siento bien. Puedo hacer cualquier cosa con toda normalidad”.

Esta palmareña ve con otros ojos Cuando Evelyn Carranza tenía 15 años, el médico le detectó queratocono en el ojo izquierdo, una enfermedad en la cual la córnea adopta forma de cono. Este padecimiento hizo que la joven, vecina de Palmares, perdiera la vista en un 90 por ciento. “En algunos casos podía ver a las personas, pero no distinguir sus rasgos”, explicó. Evelyn era tratada en una óptica y el médico le dijo que era necesario realizarle un trasplante de córnea. La búsqueda fue intensa hasta que dos meses después encontraron una córnea adecuada. La cirugía duró tres horas y, posteriormente, fue trasladada a su casa. “Gracias a Dios la cirugía fue exitosa. Durante un año no realicé esfuerzo físico, porque eso podía ocasionar presión en los ojos”, agregó. Actualmente, Evelyn tiene 27 años, es tecnóloga de alimentos y agradece a la vida la oportunidad de recuperar su vista. “Uso anteojos porque no quiero dañarme el ojo derecho y estoy feliz porque puedo ver mucho mejor”.