Domingo 6 de abril de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Tercer domingo de Pascua: “Quédate con nosotros”
Reflexión religiosa de la semana
  • AlDia.co.cr
    Jesús se encontró con dos seguidores en Emaús. Internet.

Álvaro Sáenz Zúñiga, Presbítero
redaccion@aldia.co.cr

El pasado domingo de Pascua comentamos el evangelio de hoy, lo sucedido el primer día de la semana por la tarde, cuando dos discípulos iban a Emaús, conversando y desalentados y se encontraron a Jesús.

Supimos que alguien empezó a caminar con ellos. Era Jesús, pero ellos no le reconocían. Oímos el diálogo y vimos a los peregrinos sorprendidos de que el forastero (que era Jesús a quien no reconocían) nada supiera de lo sucedido con el profeta Jesús.

Y el Señor les catequizó sobre la redención: el Mesías debía padecer para entrar en su gloria, la resurrección. Sus duros corazones y el corto entendimiento que tenían sobre la obra mesiánica hicieron que Jesús les interpretara todo lo que se refería a él en la Escritura.

El pasaje, dijimos, parece una misa: procesión de entrada, presencia creciente de Jesús, liturgia de la palabra y plegaria: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba”. Luego está el rito sacramental, cuando Él, sentado a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, y cómo los discípulos lo reconocieron, pero él desapareció de su vista.

Ya dijimos todo eso. Por ello fijémonos hoy en tres elementos distintos.

Primero, que no se trata de dos apóstoles o discípulos principales, sino de dos simples seguidores. Uno era Cleofás, que llegaría a ser figura importante en la Iglesia de Jerusalén, pero nada más se nos dice. Jesús, pues, no hace distinciones. Él se aparece hoy a “rasos” para manifestarles su amor y ayudarles a recuperar el ánimo descubriendo su presencia en la celebración dominical.

Un segundo elemento es la visión panorámica bíblica que Jesús aportó, ese viaje sereno por los momentos fundamentales de la Escritura. Usando lo antiguo sedimentado en Moisés, la poética propia de un pueblo en búsqueda (los salmos) y lo doctrinal a futuro de los profetas, Jesús lo sintetiza todo para que ellos entiendan.

Trae al presente el pasado remoto, lo vive en el hoy de la poesía y lo proyecta al futuro en los profetas. Jesús produce un presente perfecto y se propone a sí mismo como centro y razón de ser de las cosas.

El tercer punto es la acción de esos discípulos que regresan a Jerusalén, al cenáculo, para comunicar la gran nueva. Pero encuentran todo cambiado y se disponen primero a oír a la Iglesia, cuya base son los apóstoles, que llenos del Espíritu, testimonian la resurrección.

Los peregrinos escuchan sus palabras que resellan al decir: “se ha aparecido a Simón”; y alimentados con el gozo apostólico, aportan lo suyo. Con sencillez y aplomo cuentan lo que les pasó por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Aquellos peregrinos inauguraban ante la comunidad la Tradición eucarística de la Iglesia de Cristo.

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