Christian Campos, corresponsal
Hugo Solano
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Quebrada Honda, Liberia- Lo levantó del corredor de su casa donde estaba bañado en sangre. Una puñalada en el lado izquierdo del tórax lo dejó de un color casi morado. Le pidió que respirara y con el apoyo de sus hijas, doña Martha Romero trasladó hasta el Hyundai blanco de un vecino a su hijo Davys Gerardo Cortés.
Con gran angustia esperaban devorar cuanto antes los 38 kilómetros que los separaban del hospital de Liberia.
El muchacho de 14 años no resistió y cuando ingresó al hospital Edgardo Baltodano, ya no respiraba.
Mientras tanto, su otro hijo; Héctor, quien había agredido minutos antes a Davys, permanecía en el mismo corredor, riéndose de la suerte de su hermano menor.
“¿Por qué tanta cosa? es solo un juego” decía mientras sacaban a su hermano hacia Liberia.
El corazón de esta madre se partía en dos; por un lado, se destrozaba con la pérdida de Davys, el estudiante de octavo año que la última tarde de su vida estuvo ayudando a construir el redondel de toros para las fiestas de su pueblo que arrancarán el 28 de abril.
Por otro lado, su corazón se hacía fuerte y le pedía a las autoridades que todo el peso de la ley caiga sobre Héctor. “Cada uno recoge lo que siembra” dijo.
Y es que Héctor, de 21 años, había dejado de vivir en el hogar de Antonio Cortés y Martha Romero y sus cinco hermanos, desde hace 6 años. Habitaba a tan solo 100 metros con su abuela paterna.
Pero las malacrianzas y altanerías de Héctor, hicieron que en el año 2005, sus propios padres firmaran una solicitud de no acercarse a la casa; medida que no fue renovada en el 2006.
“Al parecer, ya se había calmado y por eso Héctor venía más a menudo” detalló la madre.
Sin embargo, la noche de este viernes, cuando Héctor llegó, le pidió a Davys que le hiciera el favor de ir a comprarle un desodorante. Davys quien recién acababa de llegar del redondel, le dijo que no, que estaba cansado, que fuera él.
Ese fue el detonante por el cual Héctor empezó a lastimarlo al punto que le ensartó la cuchilla que llevaba en su pantalón.
Mientras trasladaban a Davys al hospital de Liberia, Héctor se mantuvo siempre en la casa, y decía “que él se entregaría a las autoridades, que él no era ningún marica”.
Ayer en la mañana el acusado brindó su declaración ante las autoridades judiciales y luego quedó en las celdas del Organismo de Investigación Judicial a la espera de medidas cautelares.
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